GREGORIO CONDORI MAMANI
Un indio quechua del Perú. (Infancia).1er volumen
Me llamo Gregorio Condori Mamani, soy runa, mi lengua es el quechua. Vengo de Acopia, un pueblo que está en la sierra, no muy lejos del Cusco.
Fui un niño huérfano. No sé si mi madre me parió para un casado, para un soltero o para un viudo. No sé quién es mi padre. Eso sólo lo sabe ella, que ya murió y ahora es alma. Lo único que sé es que una vez mi tío Luis me dijo que mi madre me arrojó a esta vida en el pueblo de Layo. Ése es mi legítimo pueblo porque ahí nací, pero nunca lo he visitado.
Cuando era muy niño y no reventaba mi boca ni para decir mí nombre, mi madre me entregó a mi madrina para que me cuidara, porque ella no tenía hijos. Crecí con ella. Pero su esposo era muy tacaño y me pegaba por todo, hasta por lo que comía, y a veces me hacía sangrar.
Era muy pobre y huérfano, y estaba en poder de mi madrina. Ella me cortó los cabellos. Un día, cuando ya era grandecito, me dijo:
-Ahora que ya tienes fuerzas y los huesos duros, tienes que ir a trabajar. Te haré, pues, tu fiambre para que vayas a buscar un trabajo, a ver si traes plata siquiera para la sal de la sopa lawa que comes. Ya no te puedo mantener porque mañana más tarde tendrás mujer e hijos, y a lo mejor te toca una mujer que no te vaya a ayudar en nada, y entonces me puedes maldecir. Y yo no quiero que después de mi muerte alguien me maldiga; porque me puedo volver un alma penante. Así, s era mejor que tú solo, desde ahora, aprendas a tejer tu vida para que mañana mantengas a tu familia.
Así me habló mi madrina y le respondí:
-Bueno, mamá.
Entonces, desde ese día, en mi corazón se prendió, como alfiler, la idea de salir de la casa de mi madrina para ir a buscar trabajo. Poco después llegó un arriero a mi pueblo. En muchos caballos y mulas traía sal y azúcar para cambiarlas por lana, chuño y moraya. Me dijeron que ese arriero llevaba chiquitos al Cusco para que trabajaran de sirvientes en las casas de sus compadres. Lo busqué para decirle que me llevara con él. Cuatro días más tarde salimos del pueblo.
Era tiempo de lluvias; la lluvia y la nevada caían día y noche, hasta que las lomas y las pampas quedaban blancas, todas cubiertas de nieve. Creo que partimos un día martes, casi sin saber a dónde íbamos, porque n o se veía el camino. Las mulas y los caballos andaban al tanteo, y ya por la tarde, cuando el Padre Sol estaba bien inclinado, salió un ratito; los cerros se pusieron blancos, reverberando de luz y empezaron a arder como espejos. Más tarde nos detuvimos a dormir y cuando estábamos bajando las cargas de la piara de mulas, empezó una lluvia fuerte y los truenos caían a nuestro lado, reventando como camaretazos muy fuertes. Todos nos asustamos. Las mulas y los cabal los, de puro susto querían salir de su corral para escaparse y el arriero nos ordenó que los sujetáramos. Así nos quedamos toda la noche, abrazados a los animales.
En medio de esa lluvia, todo mojadito, mis ojos empezaron a dolerme, como si los hubiera tocado un fierro candente como el que se usa para marcar caballos. Creo que el Sol de la tarde me quemó los ojos. Como nunca me habían dolido con ese dolor que dan ganas de arrancárselos, empecé a gritar. En eso me dijo otro peón:
-No seas bruto, indio: bájate el pantalón, amontona harta nieve y siéntate encima; verás que tu dolor va a pasar.
Hice lo que me dijo y bajó un poco el dolor de mis ojos, pero al día siguiente estaba enfermo y tenía las nalgas todas hinchadas. No pude seguir al arriero y sus hombres y me dejaron encargado en una estancia de ovejeros. Ah&ia cute; me curó la señora de la casa.
Ojalá a esta señora de buen corazón el Señor la haya hecho sentar a su lado, porque ella es la que me salvó cuando yo ya estaba caminando a la otra vida.
Seguro mi estrella era quedarme dando vueltas por la sierra, penando pueblo tras pueblo. Como no sabía el camino que habían tomado los arrieros, cuando me curó me quedé con la familia de ovejeros.
Pero el dueño de la estancia tenía hartos chiquitos que eran unos diablos pendencieros y querían pegarme a menudo. Yo no me dejaba. Ellos jode y jode, hasta que se me acababa la paciencia y les pegaba y los hacía chillar. Por eso varias veces me fuetearon.
Como en ese lugar había poca comida y me maltrataban, regresé a Acopia, a casa de mi madrina. Creo que a ella le dio gusto verme, pero su esposo seguía pegándome por todo. Por eso me volví a ir poco después. Estoy seguro que mi madrina lloraría cuando se enteró que me fui, porque no sabe nada de mí desde que salí de Acopia. Seguro que lloró siempre, seguro que siempre me buscó. "¿Dónde está; mi pobre hijo?", diría. "¿Dónde está mi Gregorio? ¿Dónde se ha ido? ¿Habrá subido al cielo? ¿Se lo llevó el río? ¿Lo enterró el cerro?"
Viajé con un carnicero que dormía afuera de los pueblos bajo un toldo que él mismo llevaba. Yo lo ayudaba arreando sus ovejas y él me daba de comer, pero una noche me abandonó en plena pampa. Lo busqué varios días hasta que una señora me recogió para que le cuidara sus ovejas. Después me fui al pueblo de Sicuani con unos arrieros que pasaron por su casa. Ahí viví con otro carnicero. Pero este carnicero también era diablo. Me pegaba mucho. Mi oreja ya no era oreja. Mi espalda ya no era espalda. Me pegaba demasiado. Allí pastaba vacas. En lo que pastaba, como todo chico, me quedaba dormido. Otras veces se me hacía tarde. Por eso me pegaba, me colgaba con soga de un tirante y me daba orín fermentado con hollín. Yo tenía que tomar aquello por miedo a que me azotara en la espalda, hasta sangrar.
Por eso una noche me fui de Sicuani. Quería ir a otro pueblo, pero no tomé el camino porque tenía miedo de encontrarme al diablo. Estaba muy temeroso. Pero me encontré a un hombre y una mujer que pescaban en la noche. -¿Eres de esta vida o de la otra vida? -me dijo el hombre. -Soy de esta vida -contesté. -¿Entonces, quién eres y a dónde vas? -Así estoy caminando, nada más. No tengo padre. Ellos eran runas nomás, como yo, y tenían buen corazón, porque me dijeron: -¿Quisieras irte con nosotros? Me dieron su fiambre, sacado de su atadito. Sólo eso comí. Nos fuimos a la tierra de la mujer, al ayllu de Ariza. En ese pueblo todos eran buenos y de alma limpia. Este hombre, Gumersindo, me tenía muy estimado porque lo ayudaba a cultivar. Desde chiquito sabía arar con la yunta. Iba al aporque cargadito del yugo de la yunta y por eso me querían más. Cuando ayudaba a los demás de chacra en chacra, los del ayllu no me daban chicha ni trago, porque todavía no sabía tomarla, pero comida me daban en abundancia. Por eso mi estómago andaba bien, pero mi ropa estaba toda haraposa, porque no me vestían. Estuve en la casa de don Gumercindo más de un año. Pero cierto día me pasó mala suerte. Yo creo que la mala suerte está en mí, pegada como lunar negro. Esa vez vinimos a Sicuani con dos asnos cargados de harina de trigo para vender. Mientras trataba de montar un asno, el otro volteó una esquina, y cuando fui tras él, había desaparecido. Lo busqué y lo busqué hasta que se hizo de noche y un misti me dijo que seguramente lo habían robado. Por esa razón decidí no volver más con Gumersindo y me fui con otro misti. Después estuve con una señora. Iba de casa en casa sin poder quedarme en ninguna, porque siempre perdía los animales que cuidaba y siempre me corrían. Cuando iba a los cerros, tras las ovejas, armaba amistad con otros chicos ovejeros y jugaba con ellos mientras las ovejas comían. Hacíamos bolas de trapo para patear, trompos de unos troncos de chachacomo. Si estaba solo me quedaba dormido. Hasta ahora no he perdido esta costumbre de dormir al instante, donde me siente. Bueno, en lo que pastaba a las ovejitas en los cerros, mientras jugaba o mientras dormía, éstas se dañaban porque comían papas o pasto verde, o el zorro se las comía.
No sé por qué, pero así será mi suerte: he andado de casa en casa desde la vez que vi la luz del día, haciendo renegar a nuestro Dios. Ésa es la suerte de los que hemos sido arrojados a este mundo para sufrir. De esa manera los pobres curamos las heridas de Dios, que está lleno de llagas. Cuando sus heridas estén totalmente curadas, el sufrimiento desaparecerá de es te mundo. Esto nos dijo una vez en el cuartel un cabo, y nosotros le dijimos:
-¿Cómo?, ¡;cuán grandes son esas heridas que no desaparecen con tanto sufrimiento! Ni que fuera mata caballo.
Ahora, cuando hago memoria, digo que hay más sufrimiento que antes. Esta vida ya no es para aguantar. En mi ignorancia digo, si las llagas de este Dios son causa para tanto sufrimiento, ¿por qué no se le busca y se le cura? Así le dije un día a mí mujer, y ella me respondió:
-Dicen que para eso, para curar a Dios, los extranjeros han ido en avión al monte de la Mama Quilla.
Y esos días todos en las calles hablaban de que los gringos habían llegado a la Mama Quilla después de viajar una semana en avión. Pero yo creo que eso sólo es habladuría.
miércoles, 4 de febrero de 2009
CH’IARAQHI
CH’IARAQHI GUERRA INDÍGENA ANDINA
1.- CH’IARAQHI GUERRA INDÍGENA ANDINA
“TENEMOS LA SANGRE DE TUPAC AMARU”
Es la actividad de trascendencia en el calendario ritual festivo del año para todos los caneños, ya que en ella participan activamente cinco distritos de la provincia y los otros restantes están presentes como aliados individuales o parcializados por uno de los bandos, pero ninguno de los distritos es ajeno a este evento en toda la provincia de Canas.
Por la trascendencia del evento en cada distrito hemos hallado testimonios de los participantes, pero el testimonio de una participante directa (guerrera) de un distrito potencialmente activo en este encuentro fuerte como Langui, es la siguiente:
1.2.- VERSIÓN ESPAÑOLA: Tenemos la costumbre de Ch’iaraqhi:
El veinte de enero es Ch’iaraqhi, de Langui van, con Ch’iqa y Langui se enfrentan, como enemigos ese día se enfrentan, Langui con Ch’iqa, así de Langui nosotros representamos, Ch’iqa, se enfrenta solito, de los distritos no cierto, se paran [se enfrenta] todos los ch’iqiñus, eso a nosotros nos dicen: Langui se unen con siete pueblos, porque de Langui se paran Layo, Quehue. Descanso es a favor de Ch’iqa, a pesar de enfrentarse por cuatro veces al año, el más importante es el del 20, empieza al 25 de Diciembre, en navidad, empieza uno, y el otro el primero de enero, el otro el veinte de enero, allí es el más fuerte, allí se encuentran [luchan] con hondas, allí hay más asistentes, más concurrencia, hay en esa oportunidad hasta muertos, hay asesinatos, se enfrentan con hondas, con piedras, en esa fecha con caballos ingresan, así son.
Se enfrentan aquí en cima de Ch’iaraqhi, allí donde hay dos antenas a la vista allí, en ese lugar se enfrentan, ese lugar se llama Ch’araqhi. Ese lugar como quien se va a Quehue, ese cerro se llama Ch’iaraqhi, hay dos antenas allí se enfrentan.
Como aquí esta una punta, allí en Ch’iqa desde donde se ve y en su delante hay también una punta en ese lugar donde baile de Langui, después hay una ladera allí se enfrentan, como en guerra todavía guerrero se les dice a ellos con hondas con piedras.
Esa creencia hay, si Langui gana es año de hambruna, si Ch’iqa gana entonces, año de comida o de abundancia, así nos dice.
Allí se enfrentan [luchan] que da miedo siempre se apedrean, hasta sus ojos se hacen reventar, se quiebran los pies. Sin miedo entran, como esta tomadito [con licor] entonces no tienen miedo.
De aquí de Langui hombres y mujeres van, mi madre me avisaba, antes las chicas, las solteras iban a bailar, las chicas iban a cantar y los hombres entraban a luchar.
Las mujeres de Checca también hacían igual, cantaban como insultándose, ahora se a convertido en comercial, bastante comerciantes se llenan encima de ese lugar, vendedores de ropa, cerveza, vendedores de comida lleno ahora es, de Sicuani van los negociantes. Allí se instalaron los vendedores de ropa, completos como feria se ha convertido ese lugar ahora.
Pero, cuando Checca arrea a Langui entonces, eso ya también han aprendido, chistoso es eso, Langui esta arreando al lado donde es el lugar de danza de los Checcas, hasta la laderita esta arreando, después Checca es su estrategia, sube a la laderita entonces los langueños ya no pueden ni hondear ni arrojar piedras, porque es subida, desde ese lugar los de Checca los arrea [corretea] a los langueños totalmente siempre, los hace correr, no pueden ni recoger piedras, corren bastante siempre.
Checca hasta el lugar de danzar de los langueños los corre no cierto, a esos puestos de los comerciantes no cierto todo los hacen volar, y es fracaso total cuando pasa eso, la cerveza también a su gusto los guerreros [peleadores] se lo toman, y los vendedores claro que se escapan no cierto, a nosotros también nos pueden apedrear diciendo, se lo llevan las comidas a su gusto se lo comen a cual mejor se lo comen, chicharrones será, lechones será, y se lo toman y comen a su gusto.
Así es esa costumbre. En los años anteriores han matado a un langueño Tomas Cansaya, lo han matado, su cuello lo habían retorcido, ni la justicia ni nada hay en ese lugar cuando se matan.
Aquí han hecho llegar normal lo han enterrado, como a héroe, todo el pueblo lo ha enterrado.
2.- CH’IARAQHI COMO EVENTO:
2.1.- Los preparativos
Para la batalla de Ch’iaraqhi, desde una semana antes ya se nota movimiento en Langui. Incluso algunas instituciones como la Municipalidad intervienen en todo este movimiento responde a una organización y planificación de la batalla ritual del Ch’iaraqhi. De acuerdo a lo que observamos, la organización es una actividad que se desarrolla por inercia, es decir, ya saben de memoria todo los pasos que deben hacer, a modo de un libreto de una obra teatral ya conocido por los participantes, solo en función a la experiencia vivida por los guerreros del año anterior, reajustan sus estrategias de lucha y conducta, como un mecanismo de perfeccionamiento y evolución natural, interno y propio.
Muchos jóvenes nos manifiestan que es necesario prepar los instrumentos para la lucha o para la “guerra” con los de Ch’iqa. Ondas, zurriagos, lasos, fajas, en algunos casos en el extremo de los zurriagos, amarran una tuerca de carro bastante grande de tal forma que en una lucha cuerpo a cuerpo, el coyuntural enemigo salga muy mal herido. Además tienen que llevar a la lucha como cinco o seis warak’as, por si pierden tengan siempre de repuesto y sigan luchando. Las poblaciones más visibles de la confrontación son Langui y Ch’iqa, en torno a estas dos poblaciones se aglutinan los otros distritos con los que conforman alianzas estratégicas.
Ch’iaraqhi pata, Canas, Cusco, está a 5 mil metros de altura entre los cerros Congonilla y la Apacheta. Ch’iaraqhi pata que hoy se le conoce como el lugar de las dos antenas, constituye el espacio o escenario de una competencia entre bravos guerreros de las comunidades de Langui y Ch’iqa de Canas.
Ch’iaraqhi, es una palabra aymara, compuesta: Ch’iara, que significa negro y Aqhi, peñón o roca, piedra gigantesca, observando el medio realmente es la descripción física del cerro. Toda la pelea en sí, significa en la conciencia de los runas andinos, un pago a la tierra. El lugar prácticamente es la colinda de cuatro distritos: Langui, Kunturkanki, Ch’iqa [Checca] y Q’iwi [Quehue], pampa denominada como Yuraq kanka y la ubicación o emplazamiento para la pelea es: al Este es el lugar de Langui y al Oeste de Ch’iqa.
2.2.- OFENZAS Y PROVOCACIONES:
En un primer momento se expresan provocaciones, se lanzan ofensas y se hacen actitudes de provocación, las palabras comunes de grito de ofensas son: “Karahu [Carajo]”, “ama ayqimuychu karahu” [no te corras carajo], “Kaipin kashiani taytayki karahu” [Aquí estoy tu padre carajo], “Kaypin inkayki kashiani karahu” [aquí estoy tu inka carajo; inka se tiene que entender como amante], Gramputa carajo, o la que nos refiere Lino “hamuy yau allqu” [oí perro ven] allqu es una palabra que te inquieta y le ofende bastante dice Lino Soncco: “hamuy yau allqu qharipuni kaspaqa”, [oí perro ven si de verdad eres hombre].
En plena batalla las palabras de aliento y desafío son: “Sayay karahu” [párate carajo], “haykumuy karahu”, “zuqay karahu”, y los más jóvenes incluyen “concha tu madre”, “hijo de puta”.
Esta confrontación o tupay, también la asocian con el carácter que debe tener los peruanos por ser descendientes de Tupak Amaru: “porque los peruanos son así, como Tupak Amaru rebeldes”, la muerte no tiene significación de temor ni menos miedo: “Si te matan te matan nomás hay que tener mucho cuidado”.
“Esto lo hacemos como un pago a la tierra, a la pachamama, y así para que haya buena producción si ellos nos ganan o de este lado ganamos” (Testimonio de un guerrero de Langui).
Tratar de entrevistar a los guerreros en el mismo campo de batalla es imposible, porque estos parecieran que están hirviendo en un mar de furia, y ven como ofensa la actitud de interrogarles. Será necesario hacer notar por ejemplo, la impertinencia de la prensa capitalina (Frecuencia Latina), quienes desde el inicio estuvieron en el campo de los de Langui, fueron presentados ante todas las autoridades civiles y policiales, estuvieron un día antes filmando el contexto de Langui, la laguna, la misma población, pero cometieron en varias oportunidades la impertinencia y la imprudencia de incluso ingresar al campo de batalla y evidentemente salieron muy mal parados, tuvieron que escapar, hicieron un papel ridículo frente a los observadores y los guerreros. Recibieron improperio de los guerreros tanto mujeres como varones. “Arráncate nomás concha tu madre no me amargues” (guerrero varón), “so… corre vete a la mierda carajo” (guerrera mujer); mientras que la prensa local, lo que hace es filmar de muy lejos sin entrevistas ni exponerse, filma desde el lugar de los observadores y los comerciantes. Solo que los comentarios que hacen tergiversan la verdadera dimensión significativa del evento, es decir, no explican la verdadera significación de la confrontación del Ch’iaraqhi para los indígenas andinos.
Es común escuchar las siguientes afirmaciones en el Ch’iaraqhi:
“A ese momento que están entrando a luchar, a esos hombres se les llama guerreros, y entran, un grupo en caballo y otro grupo a pie. Y la pelea es con hondas y en quechua llamamos warak’a, y con piedra”
“De repente mueres la tierra queda satisfecho, con la sangre de esta persona que puede morir. Y eso es un augurio para que haya una buena producción agrícola y ganadera durante el presente años”
“Hay no interviene derechos humanos, ni la iglesia, no interviene autoridades, es costumbre, si alguien muere, ha muerto y no pasa nada. Tanto de Ch’iqa como de Langui.
Los que ingresan a la batalla son cientos de guerreros, es todo un pequeño ejército, los que se enfrenta a otro grupo similar de los Ch’iqiñus.
La duración es de un día entero hasta que uno de los bandos. Desplace de su territorio al grupo enemigo.
“aquí estamos en ch’iaraqhi pata, este es el lugar de tumba de valientes. Donde pelean la historia de Tupac Amaru.”
“Tupac Amaru era héroe de los campesinos indios peruanos”.
Canciones del Ch’iaraqhi del lado de Langui:
Aman wayqiy manchankichuNina rumiq chaupimpipas”.
[Hermano no te vas ha asustarPor más que estén en el centro del fuego de piedras]
Canciones para Ch’iaraqhi del lado Ch’iqa:
Aman wayqiy manchankichuYawar unupi kaspapasWayqillay fulanuAyrampu unullan ninkiWifala, wifalayAman wayqiy manchankichu
Rumi chikchipi kaspapasWayqillay fulanuKunfitis hank’allan ninkiWifala, wifalay
Hermano no te vas ha asustarCuando estés en agua [río] de sangreHermano fulano,Dirás que es agua de airampo nomás.Wifala, wifalay
Hermano no te vas ha asustarCuando estés en la granizada de piedrasHermano fulano,Dirás que es tostado de confites nomás.Wifala, wifalay
Para los habitantes de la provincia de Canas en Cusco, la fertilidad de la pachamama o santa tierra, pasa por el derramamiento de sangre. La sangre estaría cumpliendo la función de un líquido seminal que fertilizará el ciclo reproductor de la Pachamama.
La lucha tiene dos tiempos: El primer tiempo es “ponerse en forma”, “calentamiento”, “un entrenamiento”; el segundo tiempo es la “guerra en sí”, es la misma pelea, “es más fuerte”, “es guerra siempre”.
2.3.- PRIMER TIEMPO, CIELO CUBIERTO: “KAYPYN INKAYKI KASHIANI”
Los guerreros llegan con hondas a caballo, también reatas y liwis en cuyos extremos penden bolas de hierro forrados con cuero de res o de llama, otros con zurriagos con pernos de llanta de camión en la punta. A pie, se adiestran con warak’as, zurriagos que, descargadas pueden generar verdaderos estragos en el “enemigo”, también manejan los temibles liwis, que llevan enroscados a la cintura como arma para la lucha de cuerpo a cuerpo o frente a frente.
En este evento por mucho que sea de violencia, hay ingredientes que son parte indispensables como el baile, la música y el licor, desde temprano se inician entre alcohol y pinkuillus, instrumentos musicales de caña gruesa y grande, amarradas con nervios [hank’us] de llama. Estos instrumentos los de Ch’iqa lo llaman…………….
En el intermedio todos participan de las canciones y los bailes, pero hay otros que cantan y bailan mientras que otros pelean, por lo general bailan y canta las mujeres, pareciera que a través de la ejecución del baile y el canto de las melodías dan fuerzas a los contendientes y en cada descanso a mediodía, tocarán los músicos y los guerreros que también son músicos usaran los pinkullus como arma al final en la “guerra” “Karahu pinkullu p’akikun pimpaq umampipas” [carajo el pinkullu se rompe en la cabeza de cualquiera].
Las alianzas que se desarrollan son la siguiente: Los enemigos principales y básicos son Langui con Ch’iqa. Con los de Langui esta Layo, Quehue, y Yanaoca. Mientras que en el campo “enemigo”, esta Ch’iqa y Descanso.
Empiezan los bailes, es el Tinkuy. Para comenzar beben aguardiente de caña, para tener un carácter pendenciero para la pelea o el Tupay. Mascan bastante coca con llukta para hacer el piccho. A la pregunta de ¿Por qué pelean?, “llevamos dentro a Túpak Amaru……..” o “tenemos la sangre de Tupak Amaru”, es la respuesta automática. Los que por primera vez asisten al lugar como visitantes y observadores que no son del lugar, una y otra vez se preguntan ¿Por qué peleamos?, expresando asombro e incomprensión.
Nos informan que hay varias fechas de pelea y son en Año Nuevo, San Sebastián y Compadres ahora en carnavales en T’uqtu, son fechas en que hacemos Ch’iaraqi o tupay.
De pronto una guerrera o un guerrero corren y se aparta por la falda del cerro para provocar pleito en terreno enemigo. Allí les enseña sus garrotes, y sus hondas. Grita frases de lucha e insulto: “Ven carajo, métete conmigo, carajo”, Entonces, bajan a la carga los jinetes de uno y otro cerro. La pelea se plantea de caballos a caballo, de pie a caballo, y de pie a pie.
Cuando Langui es desplazado, “los vamos a voltear”, gritan las mujeres langueñas y se ponen a cantar wifalas de carnaval y de lucha, pareciera que a través de la canción trataran de infundirles coraje e insuflarles valor, mientras más violenta la lucha, más fuerte es la canción, en algunos momentos la canción en su clímax de la lucha ya es un grito agudo. Los insultos van y vienen. Cantan los coros y los músicos también pelean. Las piedras son lanzadas con sus ondas, al lanzar las piedras con hondas, revienta o suena la honda a “modo de un balazo” [t’uqhan warak’a] y fácilmente se puede escuchar el zumbido del proyectil, que en abundancia caen entre los ichus, son disparadas con hondas nerviosas al aire. Allí se encuentran, chocan, hacen ruido. Se hacen polvo. Parecen truenos. Cabezas rotas, piernas fracturadas son saldos del primer tiempo, Once del día y gana los Languis.
Regresan a galope, otros corriendo: La pelea es de los jóvenes, pero se puede distinguir algunos veteranos cuyos rostros registran cicatrices: Angel Mollo Lozano, Gerónimo Quiróz, Timoteo Perka y Wenseslao Moscoso asisten por años a varios Chiaraqhis.
El grupo Hamp’atura, un anexo de Umahuaña, llega jadeante. Se ha trenzado contra Ch’iqa. Sombreros de lana de cordero, ponchos rojos, pantalones negros, con sus liwis, son la nota llamativa y multicolor.
Durante el descanso, consumen su fiambre, la comida es para los guerreros “la gracia de dios”. “Esta guerra es para todos”. Hay testimonios donde se indica que algunos guerreros intervinieron desde muy niños. Tiene ahora viejos años y montando el caballo con casco de minero y liwis (boleadoras de viento) entra como loco a la pelea.
2.4.- SEGUNDO TIEMPO: NIEVE, VIENTO Y SOL:
“CH’AQIY CHAY SUPAYTA”
Segundo tiempo, por lo general es la batalla donde se decide los resultados y de acuerdo a los informantes y de lo observado, empieza a las tres de la tarde, por el temporal que es mes de lluvias, por la tarde por lo general “el tiempo” casi siempre es lluvioso, en algunos casos de acuerdo a la información de los “guerreros” incluso llega a caer “nieve”, “granizada” o simplemente lluvia, pero en otros solo viento y sol. Pero el Ch’iaraqhi observado se presentó con amenazas de llover por que el cielo se oscureció como queriendo granizar, en estas condiciones nuevamente se reanuda el conflicto, esta vez con el ánimo de “terminarlo siempre”, porque tiene que tener un resultado esta confrontación. La confrontación no puede quedar sin resultado, necesariamente debe tener un resultado o “tukuy” [fin, terminar, conclusión]
La lucha siempre está acompañada de frases ofensivas, para ello usan frases que pueden hacer “enrabiar” al “enemigo” del día, como: “Pelea carajo, tu mujer está conmigo”, “yo soy el marido verdadero de tu mujer”, “tu mujer se vive conmigo carajo, bien puta había sido”, ambos bandos usan este tipo de frases que los motiva, los predispone a la confrontación y a la violencia. De lo observado, estas alusiones de ofensa o guerra verbal, general un fuerza que les insufla más coraje para intervenir en la batalla. Por lo que se puede concluir que la relación de género es altamente sensible que llega a ser prácticamente motivo suficiente para la muerte, y es la mayor ofensa porque después de esta ya no hay otra frase mortal, masque él considera a otro varón como mujer, es decir, las ofensas de “Kaypin kashiani inkayki” [aquí estoy tu inka, por inka se tiene que entender como amante] las frases ofensivas de traiciones, infidelidades, o de cobardía y valentía en las dimensiones de “yo soy hombre”, “tú eres mujer” van y vienen como las piedras lanzadas por las ondas.
Las mujeres también algunas combaten y la gran mayoría, junta piedras para las hondas de los guerreros de su bando. Desde aproximadamente cincuenta a cien metros, se disparan hondazos. En el fragor de la batalla ritual, ya se llega en un momento trágico, en la que se puede observar una especie de caos, la pelea es de cuerpo a cuerpo, hay muchos rostros ensangrentados, los caballos corretean con jinetes o sin jinetes. El hormigueo es infernal en los cerros, en un primer momento pareciera que ganaran los langueños. Cráneos rotos, ojos hinchados y cerrados por el golpe de una piedra o de un zurriago, en algunos casos sangrando, y en algún momento alguien arenga a su bando con una viva: “viva Tupak Amaru, karahu”, “somos como Tupak Amaru”. Los grupos de apoyo entran a caballo y a pie, para finalizar y determinar los resultados definitivos de la lucha. Langui es arreado hasta su área, pero nuevamente las piedras abundan en el aire, sonando como truenos o explosiones de arma de fuego al ser lanzadas por la honda. Es asombroso ver, cómo muestran valentía y bravura sin interesarles su integridad.
Finalmente se concluye con el triunfo de Ch’iqa y la derrota de Langui, este tiene el augurio de buen año, año productivo, año de abundante comida y de buena lluvia para el pasto que es alimento de los animales y para la chacra de papas básicamente. De lo contrario sería de mal año si ganaba Langui. Pero es necesario aclarar que pese a saber estos augurios, el triunfo o la derrota de Ch’iqa y Langui no es condicionado por estos augurios, sino más por el contrario la lucha es encarnizada y lo más asombroso es que no genera resentimientos ni odios entre los pueblos que la practican, es decir, que entre los de Langui y Ch’iqa, no hay resentimientos, ya que unidos después enfrentan en T’uqtu a los Chumbivilcanos, en la fecha de jueves de compadres en carnavales.
Cada grupo retorna a sus comunidades y a sus localidades, en conjunto, los de Ch’iqa, retornan lentamente como una procesión llevando a sus heridos: con cabezas huecas, brazos rotos, piernas fracturadas, cara hinchada y sangrando, pero el retorno no es silencioso, el retorno es cantado y tocando pinkullu, comentando algunos ya ebrios de que al año será mejor y se armaran más.
Canción de retorno de los de Ch’iqa:
Mamallaychus kausa karan,Taytallaychus kausa karan,Sapallaysi kausa kani.
Mi madre será la causante,Mi padre será el causante,Solamente yo soy el causante.
Sus contusos, son curados por ellos mismos o por curanderos tradicionales que saben de curaciones, algunos cuentan que practican de primera intención el soplado con alcohol calentado en la boca Phukusqa [soplado] y de inmediato les ponen una especie de emplasto de coca Pikchada para que calme el dolor. Las contusiones, hematomas y fracturas para proceder según la herida presentadas son verificados por especialistas que existen en cada grupo, y durante el período de recuperación son diagnosticados los males en base a la presencia de las hojas de coca.
3.- LECTURA DE LOS HECHOS A MODO DE CONCLUSIÓN:
Analizando simplemente las frases utilizadas en la batalla de Ch’iaraqhi, se puede hallar que es una clara alusión a lo sexual, esto explica los testimonios que se recogen antes de la batalla en la que dicen que es “para que haya un buen año en la producción de alimentos”, “para que sea buen año”, para que la Pachamama pueda dar buenos frutos se tiene que regar la tierra con sangre, mientras más violenta, mucho mejor, porque simboliza que será buen año. Así también los resultados determinan la conducta del tiempo, si gana Ch’iqa, será de buen año y si gana Langui será de mal año: “Esa creencia hay, si Langui gana es año de hambruna, si Ch’iqa gana entonces, año de comida o de abundancia, así nos dicen”. Pero pese a tener estas referencias y consecuencias, la lucha es fuerte sangrienta y no seden ninguno de las dos fuerzas confrontadas, así como en la “guerrilla” de Paucartambo, donde los ch’unchus tienen que ganar si o si a los qullas, es decir ya tienen el resultado predispuesto por que de otra manera se propiciaría un pachakuti. Por lo tanto Ch’iaraqhi es una batalla ritual propiciatoria de la fertilidad, en la que acto que se pueda dar, abona a este propósito fundamental en la economía indígena andina.
La construcción de comunidad y solidaridad, pasa por momentos en que definitivamente se debe tener válvulas de escape de encuentros, discusiones, diferencias o descontentos o bien rivalidades, que viene ha ser expresiones humanas naturales que se dan en cualquier sociedad, estos sentimientos, desencuentros, se dan en las comunidades indígenas andinas; por lo cual se canaliza mediante batallas rituales, encuentros o “tupay” rituales que toman formas de verdaderas batallas de confrontación como “Chiaraqhi” que es colectivo, o el “takanakuy” chumbivilcano pero que tiene la característica de ser de persona a personal, o de individuo a individuo, el “Yawar Mayu” de las diferentes danzas indígenas andinas, o las batallas rituales “guerrilla” de Paucartambo entre Ch’unchus y Qullas, en donde siempre “debe ganar los chunchus”, de otra manera no puede ser, la “guirra” [guerra] de la danza Q’aqcha de Santa Rosa Melgar, Puno, el “lucheo” de Pueblo Viejo y Lircay de Huancavelica, Los Chinchilpos y Gamonales, una supervivencia ritual prehispánica en Huayucachi (Huancayo, 1988), muestra que los rituales a la Pachamama, en el mundo andino prehispánico, iban desde los sacrificios de niños (Capac-ucha) hasta el enfrentamiento y flagelamiento de los Yana Auka. El mencionado ritual se realizaba con la finalidad de recomponer mediante el Tinkuy las estructuras socioeconómicas del Ayllu desestabilizadas por problemas endógenos o exógenos. Y tantos otros, que se constituyen en una forma de confrontación de sectores, comunidades, de género, de bandos, de poblaciones.
Esta confrontación viene a ser la referencia y la reafirmación simbólica de la reciprocidad, complementariedad y la comunidad. No existe enemistad ni se consideran enemigos, sino es una batalla ritual dentro de las normas de la cosmovisión indígena andina que es sui géneris, es decir, es lo que Urton denomina como maneras colectivas para realinear identidades, políticas y restablecer relaciones jerárquicas de autoridad. (Urton: 1994: 129)
GRACIAS A LOS TESTIMONIOS DE Luisa Corrales, natural de Langui de 46 años
1.- CH’IARAQHI GUERRA INDÍGENA ANDINA
“TENEMOS LA SANGRE DE TUPAC AMARU”
Es la actividad de trascendencia en el calendario ritual festivo del año para todos los caneños, ya que en ella participan activamente cinco distritos de la provincia y los otros restantes están presentes como aliados individuales o parcializados por uno de los bandos, pero ninguno de los distritos es ajeno a este evento en toda la provincia de Canas.
Por la trascendencia del evento en cada distrito hemos hallado testimonios de los participantes, pero el testimonio de una participante directa (guerrera) de un distrito potencialmente activo en este encuentro fuerte como Langui, es la siguiente:
1.2.- VERSIÓN ESPAÑOLA: Tenemos la costumbre de Ch’iaraqhi:
El veinte de enero es Ch’iaraqhi, de Langui van, con Ch’iqa y Langui se enfrentan, como enemigos ese día se enfrentan, Langui con Ch’iqa, así de Langui nosotros representamos, Ch’iqa, se enfrenta solito, de los distritos no cierto, se paran [se enfrenta] todos los ch’iqiñus, eso a nosotros nos dicen: Langui se unen con siete pueblos, porque de Langui se paran Layo, Quehue. Descanso es a favor de Ch’iqa, a pesar de enfrentarse por cuatro veces al año, el más importante es el del 20, empieza al 25 de Diciembre, en navidad, empieza uno, y el otro el primero de enero, el otro el veinte de enero, allí es el más fuerte, allí se encuentran [luchan] con hondas, allí hay más asistentes, más concurrencia, hay en esa oportunidad hasta muertos, hay asesinatos, se enfrentan con hondas, con piedras, en esa fecha con caballos ingresan, así son.
Se enfrentan aquí en cima de Ch’iaraqhi, allí donde hay dos antenas a la vista allí, en ese lugar se enfrentan, ese lugar se llama Ch’araqhi. Ese lugar como quien se va a Quehue, ese cerro se llama Ch’iaraqhi, hay dos antenas allí se enfrentan.
Como aquí esta una punta, allí en Ch’iqa desde donde se ve y en su delante hay también una punta en ese lugar donde baile de Langui, después hay una ladera allí se enfrentan, como en guerra todavía guerrero se les dice a ellos con hondas con piedras.
Esa creencia hay, si Langui gana es año de hambruna, si Ch’iqa gana entonces, año de comida o de abundancia, así nos dice.
Allí se enfrentan [luchan] que da miedo siempre se apedrean, hasta sus ojos se hacen reventar, se quiebran los pies. Sin miedo entran, como esta tomadito [con licor] entonces no tienen miedo.
De aquí de Langui hombres y mujeres van, mi madre me avisaba, antes las chicas, las solteras iban a bailar, las chicas iban a cantar y los hombres entraban a luchar.
Las mujeres de Checca también hacían igual, cantaban como insultándose, ahora se a convertido en comercial, bastante comerciantes se llenan encima de ese lugar, vendedores de ropa, cerveza, vendedores de comida lleno ahora es, de Sicuani van los negociantes. Allí se instalaron los vendedores de ropa, completos como feria se ha convertido ese lugar ahora.
Pero, cuando Checca arrea a Langui entonces, eso ya también han aprendido, chistoso es eso, Langui esta arreando al lado donde es el lugar de danza de los Checcas, hasta la laderita esta arreando, después Checca es su estrategia, sube a la laderita entonces los langueños ya no pueden ni hondear ni arrojar piedras, porque es subida, desde ese lugar los de Checca los arrea [corretea] a los langueños totalmente siempre, los hace correr, no pueden ni recoger piedras, corren bastante siempre.
Checca hasta el lugar de danzar de los langueños los corre no cierto, a esos puestos de los comerciantes no cierto todo los hacen volar, y es fracaso total cuando pasa eso, la cerveza también a su gusto los guerreros [peleadores] se lo toman, y los vendedores claro que se escapan no cierto, a nosotros también nos pueden apedrear diciendo, se lo llevan las comidas a su gusto se lo comen a cual mejor se lo comen, chicharrones será, lechones será, y se lo toman y comen a su gusto.
Así es esa costumbre. En los años anteriores han matado a un langueño Tomas Cansaya, lo han matado, su cuello lo habían retorcido, ni la justicia ni nada hay en ese lugar cuando se matan.
Aquí han hecho llegar normal lo han enterrado, como a héroe, todo el pueblo lo ha enterrado.
2.- CH’IARAQHI COMO EVENTO:
2.1.- Los preparativos
Para la batalla de Ch’iaraqhi, desde una semana antes ya se nota movimiento en Langui. Incluso algunas instituciones como la Municipalidad intervienen en todo este movimiento responde a una organización y planificación de la batalla ritual del Ch’iaraqhi. De acuerdo a lo que observamos, la organización es una actividad que se desarrolla por inercia, es decir, ya saben de memoria todo los pasos que deben hacer, a modo de un libreto de una obra teatral ya conocido por los participantes, solo en función a la experiencia vivida por los guerreros del año anterior, reajustan sus estrategias de lucha y conducta, como un mecanismo de perfeccionamiento y evolución natural, interno y propio.
Muchos jóvenes nos manifiestan que es necesario prepar los instrumentos para la lucha o para la “guerra” con los de Ch’iqa. Ondas, zurriagos, lasos, fajas, en algunos casos en el extremo de los zurriagos, amarran una tuerca de carro bastante grande de tal forma que en una lucha cuerpo a cuerpo, el coyuntural enemigo salga muy mal herido. Además tienen que llevar a la lucha como cinco o seis warak’as, por si pierden tengan siempre de repuesto y sigan luchando. Las poblaciones más visibles de la confrontación son Langui y Ch’iqa, en torno a estas dos poblaciones se aglutinan los otros distritos con los que conforman alianzas estratégicas.
Ch’iaraqhi pata, Canas, Cusco, está a 5 mil metros de altura entre los cerros Congonilla y la Apacheta. Ch’iaraqhi pata que hoy se le conoce como el lugar de las dos antenas, constituye el espacio o escenario de una competencia entre bravos guerreros de las comunidades de Langui y Ch’iqa de Canas.
Ch’iaraqhi, es una palabra aymara, compuesta: Ch’iara, que significa negro y Aqhi, peñón o roca, piedra gigantesca, observando el medio realmente es la descripción física del cerro. Toda la pelea en sí, significa en la conciencia de los runas andinos, un pago a la tierra. El lugar prácticamente es la colinda de cuatro distritos: Langui, Kunturkanki, Ch’iqa [Checca] y Q’iwi [Quehue], pampa denominada como Yuraq kanka y la ubicación o emplazamiento para la pelea es: al Este es el lugar de Langui y al Oeste de Ch’iqa.
2.2.- OFENZAS Y PROVOCACIONES:
En un primer momento se expresan provocaciones, se lanzan ofensas y se hacen actitudes de provocación, las palabras comunes de grito de ofensas son: “Karahu [Carajo]”, “ama ayqimuychu karahu” [no te corras carajo], “Kaipin kashiani taytayki karahu” [Aquí estoy tu padre carajo], “Kaypin inkayki kashiani karahu” [aquí estoy tu inka carajo; inka se tiene que entender como amante], Gramputa carajo, o la que nos refiere Lino “hamuy yau allqu” [oí perro ven] allqu es una palabra que te inquieta y le ofende bastante dice Lino Soncco: “hamuy yau allqu qharipuni kaspaqa”, [oí perro ven si de verdad eres hombre].
En plena batalla las palabras de aliento y desafío son: “Sayay karahu” [párate carajo], “haykumuy karahu”, “zuqay karahu”, y los más jóvenes incluyen “concha tu madre”, “hijo de puta”.
Esta confrontación o tupay, también la asocian con el carácter que debe tener los peruanos por ser descendientes de Tupak Amaru: “porque los peruanos son así, como Tupak Amaru rebeldes”, la muerte no tiene significación de temor ni menos miedo: “Si te matan te matan nomás hay que tener mucho cuidado”.
“Esto lo hacemos como un pago a la tierra, a la pachamama, y así para que haya buena producción si ellos nos ganan o de este lado ganamos” (Testimonio de un guerrero de Langui).
Tratar de entrevistar a los guerreros en el mismo campo de batalla es imposible, porque estos parecieran que están hirviendo en un mar de furia, y ven como ofensa la actitud de interrogarles. Será necesario hacer notar por ejemplo, la impertinencia de la prensa capitalina (Frecuencia Latina), quienes desde el inicio estuvieron en el campo de los de Langui, fueron presentados ante todas las autoridades civiles y policiales, estuvieron un día antes filmando el contexto de Langui, la laguna, la misma población, pero cometieron en varias oportunidades la impertinencia y la imprudencia de incluso ingresar al campo de batalla y evidentemente salieron muy mal parados, tuvieron que escapar, hicieron un papel ridículo frente a los observadores y los guerreros. Recibieron improperio de los guerreros tanto mujeres como varones. “Arráncate nomás concha tu madre no me amargues” (guerrero varón), “so… corre vete a la mierda carajo” (guerrera mujer); mientras que la prensa local, lo que hace es filmar de muy lejos sin entrevistas ni exponerse, filma desde el lugar de los observadores y los comerciantes. Solo que los comentarios que hacen tergiversan la verdadera dimensión significativa del evento, es decir, no explican la verdadera significación de la confrontación del Ch’iaraqhi para los indígenas andinos.
Es común escuchar las siguientes afirmaciones en el Ch’iaraqhi:
“A ese momento que están entrando a luchar, a esos hombres se les llama guerreros, y entran, un grupo en caballo y otro grupo a pie. Y la pelea es con hondas y en quechua llamamos warak’a, y con piedra”
“De repente mueres la tierra queda satisfecho, con la sangre de esta persona que puede morir. Y eso es un augurio para que haya una buena producción agrícola y ganadera durante el presente años”
“Hay no interviene derechos humanos, ni la iglesia, no interviene autoridades, es costumbre, si alguien muere, ha muerto y no pasa nada. Tanto de Ch’iqa como de Langui.
Los que ingresan a la batalla son cientos de guerreros, es todo un pequeño ejército, los que se enfrenta a otro grupo similar de los Ch’iqiñus.
La duración es de un día entero hasta que uno de los bandos. Desplace de su territorio al grupo enemigo.
“aquí estamos en ch’iaraqhi pata, este es el lugar de tumba de valientes. Donde pelean la historia de Tupac Amaru.”
“Tupac Amaru era héroe de los campesinos indios peruanos”.
Canciones del Ch’iaraqhi del lado de Langui:
Aman wayqiy manchankichuNina rumiq chaupimpipas”.
[Hermano no te vas ha asustarPor más que estén en el centro del fuego de piedras]
Canciones para Ch’iaraqhi del lado Ch’iqa:
Aman wayqiy manchankichuYawar unupi kaspapasWayqillay fulanuAyrampu unullan ninkiWifala, wifalayAman wayqiy manchankichu
Rumi chikchipi kaspapasWayqillay fulanuKunfitis hank’allan ninkiWifala, wifalay
Hermano no te vas ha asustarCuando estés en agua [río] de sangreHermano fulano,Dirás que es agua de airampo nomás.Wifala, wifalay
Hermano no te vas ha asustarCuando estés en la granizada de piedrasHermano fulano,Dirás que es tostado de confites nomás.Wifala, wifalay
Para los habitantes de la provincia de Canas en Cusco, la fertilidad de la pachamama o santa tierra, pasa por el derramamiento de sangre. La sangre estaría cumpliendo la función de un líquido seminal que fertilizará el ciclo reproductor de la Pachamama.
La lucha tiene dos tiempos: El primer tiempo es “ponerse en forma”, “calentamiento”, “un entrenamiento”; el segundo tiempo es la “guerra en sí”, es la misma pelea, “es más fuerte”, “es guerra siempre”.
2.3.- PRIMER TIEMPO, CIELO CUBIERTO: “KAYPYN INKAYKI KASHIANI”
Los guerreros llegan con hondas a caballo, también reatas y liwis en cuyos extremos penden bolas de hierro forrados con cuero de res o de llama, otros con zurriagos con pernos de llanta de camión en la punta. A pie, se adiestran con warak’as, zurriagos que, descargadas pueden generar verdaderos estragos en el “enemigo”, también manejan los temibles liwis, que llevan enroscados a la cintura como arma para la lucha de cuerpo a cuerpo o frente a frente.
En este evento por mucho que sea de violencia, hay ingredientes que son parte indispensables como el baile, la música y el licor, desde temprano se inician entre alcohol y pinkuillus, instrumentos musicales de caña gruesa y grande, amarradas con nervios [hank’us] de llama. Estos instrumentos los de Ch’iqa lo llaman…………….
En el intermedio todos participan de las canciones y los bailes, pero hay otros que cantan y bailan mientras que otros pelean, por lo general bailan y canta las mujeres, pareciera que a través de la ejecución del baile y el canto de las melodías dan fuerzas a los contendientes y en cada descanso a mediodía, tocarán los músicos y los guerreros que también son músicos usaran los pinkullus como arma al final en la “guerra” “Karahu pinkullu p’akikun pimpaq umampipas” [carajo el pinkullu se rompe en la cabeza de cualquiera].
Las alianzas que se desarrollan son la siguiente: Los enemigos principales y básicos son Langui con Ch’iqa. Con los de Langui esta Layo, Quehue, y Yanaoca. Mientras que en el campo “enemigo”, esta Ch’iqa y Descanso.
Empiezan los bailes, es el Tinkuy. Para comenzar beben aguardiente de caña, para tener un carácter pendenciero para la pelea o el Tupay. Mascan bastante coca con llukta para hacer el piccho. A la pregunta de ¿Por qué pelean?, “llevamos dentro a Túpak Amaru……..” o “tenemos la sangre de Tupak Amaru”, es la respuesta automática. Los que por primera vez asisten al lugar como visitantes y observadores que no son del lugar, una y otra vez se preguntan ¿Por qué peleamos?, expresando asombro e incomprensión.
Nos informan que hay varias fechas de pelea y son en Año Nuevo, San Sebastián y Compadres ahora en carnavales en T’uqtu, son fechas en que hacemos Ch’iaraqi o tupay.
De pronto una guerrera o un guerrero corren y se aparta por la falda del cerro para provocar pleito en terreno enemigo. Allí les enseña sus garrotes, y sus hondas. Grita frases de lucha e insulto: “Ven carajo, métete conmigo, carajo”, Entonces, bajan a la carga los jinetes de uno y otro cerro. La pelea se plantea de caballos a caballo, de pie a caballo, y de pie a pie.
Cuando Langui es desplazado, “los vamos a voltear”, gritan las mujeres langueñas y se ponen a cantar wifalas de carnaval y de lucha, pareciera que a través de la canción trataran de infundirles coraje e insuflarles valor, mientras más violenta la lucha, más fuerte es la canción, en algunos momentos la canción en su clímax de la lucha ya es un grito agudo. Los insultos van y vienen. Cantan los coros y los músicos también pelean. Las piedras son lanzadas con sus ondas, al lanzar las piedras con hondas, revienta o suena la honda a “modo de un balazo” [t’uqhan warak’a] y fácilmente se puede escuchar el zumbido del proyectil, que en abundancia caen entre los ichus, son disparadas con hondas nerviosas al aire. Allí se encuentran, chocan, hacen ruido. Se hacen polvo. Parecen truenos. Cabezas rotas, piernas fracturadas son saldos del primer tiempo, Once del día y gana los Languis.
Regresan a galope, otros corriendo: La pelea es de los jóvenes, pero se puede distinguir algunos veteranos cuyos rostros registran cicatrices: Angel Mollo Lozano, Gerónimo Quiróz, Timoteo Perka y Wenseslao Moscoso asisten por años a varios Chiaraqhis.
El grupo Hamp’atura, un anexo de Umahuaña, llega jadeante. Se ha trenzado contra Ch’iqa. Sombreros de lana de cordero, ponchos rojos, pantalones negros, con sus liwis, son la nota llamativa y multicolor.
Durante el descanso, consumen su fiambre, la comida es para los guerreros “la gracia de dios”. “Esta guerra es para todos”. Hay testimonios donde se indica que algunos guerreros intervinieron desde muy niños. Tiene ahora viejos años y montando el caballo con casco de minero y liwis (boleadoras de viento) entra como loco a la pelea.
2.4.- SEGUNDO TIEMPO: NIEVE, VIENTO Y SOL:
“CH’AQIY CHAY SUPAYTA”
Segundo tiempo, por lo general es la batalla donde se decide los resultados y de acuerdo a los informantes y de lo observado, empieza a las tres de la tarde, por el temporal que es mes de lluvias, por la tarde por lo general “el tiempo” casi siempre es lluvioso, en algunos casos de acuerdo a la información de los “guerreros” incluso llega a caer “nieve”, “granizada” o simplemente lluvia, pero en otros solo viento y sol. Pero el Ch’iaraqhi observado se presentó con amenazas de llover por que el cielo se oscureció como queriendo granizar, en estas condiciones nuevamente se reanuda el conflicto, esta vez con el ánimo de “terminarlo siempre”, porque tiene que tener un resultado esta confrontación. La confrontación no puede quedar sin resultado, necesariamente debe tener un resultado o “tukuy” [fin, terminar, conclusión]
La lucha siempre está acompañada de frases ofensivas, para ello usan frases que pueden hacer “enrabiar” al “enemigo” del día, como: “Pelea carajo, tu mujer está conmigo”, “yo soy el marido verdadero de tu mujer”, “tu mujer se vive conmigo carajo, bien puta había sido”, ambos bandos usan este tipo de frases que los motiva, los predispone a la confrontación y a la violencia. De lo observado, estas alusiones de ofensa o guerra verbal, general un fuerza que les insufla más coraje para intervenir en la batalla. Por lo que se puede concluir que la relación de género es altamente sensible que llega a ser prácticamente motivo suficiente para la muerte, y es la mayor ofensa porque después de esta ya no hay otra frase mortal, masque él considera a otro varón como mujer, es decir, las ofensas de “Kaypin kashiani inkayki” [aquí estoy tu inka, por inka se tiene que entender como amante] las frases ofensivas de traiciones, infidelidades, o de cobardía y valentía en las dimensiones de “yo soy hombre”, “tú eres mujer” van y vienen como las piedras lanzadas por las ondas.
Las mujeres también algunas combaten y la gran mayoría, junta piedras para las hondas de los guerreros de su bando. Desde aproximadamente cincuenta a cien metros, se disparan hondazos. En el fragor de la batalla ritual, ya se llega en un momento trágico, en la que se puede observar una especie de caos, la pelea es de cuerpo a cuerpo, hay muchos rostros ensangrentados, los caballos corretean con jinetes o sin jinetes. El hormigueo es infernal en los cerros, en un primer momento pareciera que ganaran los langueños. Cráneos rotos, ojos hinchados y cerrados por el golpe de una piedra o de un zurriago, en algunos casos sangrando, y en algún momento alguien arenga a su bando con una viva: “viva Tupak Amaru, karahu”, “somos como Tupak Amaru”. Los grupos de apoyo entran a caballo y a pie, para finalizar y determinar los resultados definitivos de la lucha. Langui es arreado hasta su área, pero nuevamente las piedras abundan en el aire, sonando como truenos o explosiones de arma de fuego al ser lanzadas por la honda. Es asombroso ver, cómo muestran valentía y bravura sin interesarles su integridad.
Finalmente se concluye con el triunfo de Ch’iqa y la derrota de Langui, este tiene el augurio de buen año, año productivo, año de abundante comida y de buena lluvia para el pasto que es alimento de los animales y para la chacra de papas básicamente. De lo contrario sería de mal año si ganaba Langui. Pero es necesario aclarar que pese a saber estos augurios, el triunfo o la derrota de Ch’iqa y Langui no es condicionado por estos augurios, sino más por el contrario la lucha es encarnizada y lo más asombroso es que no genera resentimientos ni odios entre los pueblos que la practican, es decir, que entre los de Langui y Ch’iqa, no hay resentimientos, ya que unidos después enfrentan en T’uqtu a los Chumbivilcanos, en la fecha de jueves de compadres en carnavales.
Cada grupo retorna a sus comunidades y a sus localidades, en conjunto, los de Ch’iqa, retornan lentamente como una procesión llevando a sus heridos: con cabezas huecas, brazos rotos, piernas fracturadas, cara hinchada y sangrando, pero el retorno no es silencioso, el retorno es cantado y tocando pinkullu, comentando algunos ya ebrios de que al año será mejor y se armaran más.
Canción de retorno de los de Ch’iqa:
Mamallaychus kausa karan,Taytallaychus kausa karan,Sapallaysi kausa kani.
Mi madre será la causante,Mi padre será el causante,Solamente yo soy el causante.
Sus contusos, son curados por ellos mismos o por curanderos tradicionales que saben de curaciones, algunos cuentan que practican de primera intención el soplado con alcohol calentado en la boca Phukusqa [soplado] y de inmediato les ponen una especie de emplasto de coca Pikchada para que calme el dolor. Las contusiones, hematomas y fracturas para proceder según la herida presentadas son verificados por especialistas que existen en cada grupo, y durante el período de recuperación son diagnosticados los males en base a la presencia de las hojas de coca.
3.- LECTURA DE LOS HECHOS A MODO DE CONCLUSIÓN:
Analizando simplemente las frases utilizadas en la batalla de Ch’iaraqhi, se puede hallar que es una clara alusión a lo sexual, esto explica los testimonios que se recogen antes de la batalla en la que dicen que es “para que haya un buen año en la producción de alimentos”, “para que sea buen año”, para que la Pachamama pueda dar buenos frutos se tiene que regar la tierra con sangre, mientras más violenta, mucho mejor, porque simboliza que será buen año. Así también los resultados determinan la conducta del tiempo, si gana Ch’iqa, será de buen año y si gana Langui será de mal año: “Esa creencia hay, si Langui gana es año de hambruna, si Ch’iqa gana entonces, año de comida o de abundancia, así nos dicen”. Pero pese a tener estas referencias y consecuencias, la lucha es fuerte sangrienta y no seden ninguno de las dos fuerzas confrontadas, así como en la “guerrilla” de Paucartambo, donde los ch’unchus tienen que ganar si o si a los qullas, es decir ya tienen el resultado predispuesto por que de otra manera se propiciaría un pachakuti. Por lo tanto Ch’iaraqhi es una batalla ritual propiciatoria de la fertilidad, en la que acto que se pueda dar, abona a este propósito fundamental en la economía indígena andina.
La construcción de comunidad y solidaridad, pasa por momentos en que definitivamente se debe tener válvulas de escape de encuentros, discusiones, diferencias o descontentos o bien rivalidades, que viene ha ser expresiones humanas naturales que se dan en cualquier sociedad, estos sentimientos, desencuentros, se dan en las comunidades indígenas andinas; por lo cual se canaliza mediante batallas rituales, encuentros o “tupay” rituales que toman formas de verdaderas batallas de confrontación como “Chiaraqhi” que es colectivo, o el “takanakuy” chumbivilcano pero que tiene la característica de ser de persona a personal, o de individuo a individuo, el “Yawar Mayu” de las diferentes danzas indígenas andinas, o las batallas rituales “guerrilla” de Paucartambo entre Ch’unchus y Qullas, en donde siempre “debe ganar los chunchus”, de otra manera no puede ser, la “guirra” [guerra] de la danza Q’aqcha de Santa Rosa Melgar, Puno, el “lucheo” de Pueblo Viejo y Lircay de Huancavelica, Los Chinchilpos y Gamonales, una supervivencia ritual prehispánica en Huayucachi (Huancayo, 1988), muestra que los rituales a la Pachamama, en el mundo andino prehispánico, iban desde los sacrificios de niños (Capac-ucha) hasta el enfrentamiento y flagelamiento de los Yana Auka. El mencionado ritual se realizaba con la finalidad de recomponer mediante el Tinkuy las estructuras socioeconómicas del Ayllu desestabilizadas por problemas endógenos o exógenos. Y tantos otros, que se constituyen en una forma de confrontación de sectores, comunidades, de género, de bandos, de poblaciones.
Esta confrontación viene a ser la referencia y la reafirmación simbólica de la reciprocidad, complementariedad y la comunidad. No existe enemistad ni se consideran enemigos, sino es una batalla ritual dentro de las normas de la cosmovisión indígena andina que es sui géneris, es decir, es lo que Urton denomina como maneras colectivas para realinear identidades, políticas y restablecer relaciones jerárquicas de autoridad. (Urton: 1994: 129)
GRACIAS A LOS TESTIMONIOS DE Luisa Corrales, natural de Langui de 46 años
lunes, 2 de febrero de 2009
POEMAS 15 Y 20 DE NERUDA
POEMAS DE PABLO NERUDA
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía; Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa basta. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía; Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa basta. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
ORIGEN E HISTORIA DE HUAROCONDO
ORIGEN E HISTORIA DE HUAROCONDO
Huarocondo, viene de dos voces quechuas, WARO, que quiere decir montículo de iedras y KUNTUR, al ave andino cóndor que posaba sobre las piedras que está frente a Huarocondo enterradas bajo tierra labradas, como adoquines, las que hoy se explota para el empedramiento de plazas y calles de ciudades de la región, especialmente el Cusco.
Huarocondo, es eminentemente de origen indígena cuyos habitantes se asentaron en
diversos lugares de la zona que es extensa por naturaleza como son: Patawasi. Ruwanki,
Hanansayoq, Qollana, Qellispa, Urin Sayaq Qollana, Palpaqe. Al este, fuera del radio
urbano del distrito, están las comunidades o ayllus de Wayllas, K’anaqchimpa, Ch’aqepay, Usmuro y Wayllaqocha, ésta última la más importante entre todas ellas.
Estos ayllus en la época prehispánica pertenecieron a las civilizaciones de los Antas y
Antasayas, posteriomente en la época colonial, por los años de 1848, pertenecían a la doctrina o provincia de Chalhuanca, luego Abancay hasta que en el año 1873 se crea el Departamento de Apurímac, Anta se separa de Abancay dividido por el actual Río Apurímac. Entre tanto, Huarocondo aún no era independiente, por cuanto que pertenecía a la curaca o parroquia de Zurite hasta que el 14 de noviembre de 1896, en el gobierno de don Nicolás de Piérola es reconocido como distrito y hoy, al cumplirse sus 112 años de vida política Huarocondo tiene como comunidades: Bh’aqepay, Wayllas, Rawanki,
Sambor, Saratuwalla, Marhju y Wayllaqocha, esta última, la más importante que en cualquier momento puede convertirse con rango de Consejo Menor con autonomía gubernamental.
Actualmente, su alcalde y autoridades están empeñados en hacer realidad el proyecto
Sambor-Huaypo para dotar de agua a los cultivos de Anta y gestionan el asfaltado de la
carretera que une con Abancay para tener salida a la costa.
Huarocondo, viene de dos voces quechuas, WARO, que quiere decir montículo de iedras y KUNTUR, al ave andino cóndor que posaba sobre las piedras que está frente a Huarocondo enterradas bajo tierra labradas, como adoquines, las que hoy se explota para el empedramiento de plazas y calles de ciudades de la región, especialmente el Cusco.
Huarocondo, es eminentemente de origen indígena cuyos habitantes se asentaron en
diversos lugares de la zona que es extensa por naturaleza como son: Patawasi. Ruwanki,
Hanansayoq, Qollana, Qellispa, Urin Sayaq Qollana, Palpaqe. Al este, fuera del radio
urbano del distrito, están las comunidades o ayllus de Wayllas, K’anaqchimpa, Ch’aqepay, Usmuro y Wayllaqocha, ésta última la más importante entre todas ellas.
Estos ayllus en la época prehispánica pertenecieron a las civilizaciones de los Antas y
Antasayas, posteriomente en la época colonial, por los años de 1848, pertenecían a la doctrina o provincia de Chalhuanca, luego Abancay hasta que en el año 1873 se crea el Departamento de Apurímac, Anta se separa de Abancay dividido por el actual Río Apurímac. Entre tanto, Huarocondo aún no era independiente, por cuanto que pertenecía a la curaca o parroquia de Zurite hasta que el 14 de noviembre de 1896, en el gobierno de don Nicolás de Piérola es reconocido como distrito y hoy, al cumplirse sus 112 años de vida política Huarocondo tiene como comunidades: Bh’aqepay, Wayllas, Rawanki,
Sambor, Saratuwalla, Marhju y Wayllaqocha, esta última, la más importante que en cualquier momento puede convertirse con rango de Consejo Menor con autonomía gubernamental.
Actualmente, su alcalde y autoridades están empeñados en hacer realidad el proyecto
Sambor-Huaypo para dotar de agua a los cultivos de Anta y gestionan el asfaltado de la
carretera que une con Abancay para tener salida a la costa.
PETROAUDIOS Y PETROPRENSA
Petroaudios y petroprensa
En todo esto de los petroaudios está el asunto de que los periodistas reclamamos un estatuto especial porque nuestra misión es también especial.
Es decir, exigimos privilegios porque se supone que le contamos a la gente lo que pasa en el mundo y eso, naturalmente, se considera una labor extremadamente delicada.
¿Pero eso es lo que hace la prensa en el Perú? ¿Eso es lo que hace en el mundo?
La respuesta a ambas preguntas –salvando las excepciones- es un rotundo ¡no!
La prensa, cada vez más roída por el poder del dinero, le cuenta a la gente lo que le da la gana, omite lo que la perjudica, censura a quienes pueden ser peligrosos por indómitos, destaca lo que son sus paradigmas, sataniza lo que considera herejías y, en suma, crea un mundo paralelo que se parece al mundo real tanto como una lombriz se parece a una esmeralda.
Digamos de una vez por todas, y sin temerle al tumulto gremial que grita eslóganes, que las prerrogativas que exige la prensa peruana no se concilian con la abdicación que ha hecho de muchos de los principios que la hicieron alguna vez respetable.
Resulta absolutamente indefendible, por ejemplo, festejar el apresamiento –justísimo- del “Chito” Ponce Feijoó y describir sus delictivas actividades, para luego, en una pirueta de hombre-bala en el circo, pasar a decir que lo obtenido por Ponce Feijoó en sus correrías de sucio topo es “saludable para el país”, “decisivo para la democracia”, “devastador para la corrupción”. Esos niveles de cinismo son, aun para el Perú, extraordinarios.
Business Track, creada en el 2004 por ex oficiales de marina metidos en la guerra sucia, es una empresa dedicada a una actividad ilícita, que servía a clientes cuyos propósitos eran más ilícitos todavía, que empleaba métodos del hampa electrónica –métodos aprendidos en el servicio de Inteligencia de la Marina de Giampietri (no la de Grau), y que vendía su material a reducidores que lo usaban para librarse de competidores, espiar a adversarios potenciales, o acopiar información útil para la extorsión.
Estos “destructores” con uniforme, estos mercenarios del chupón fueron, por encargo de una empresa dispuesta a demostrar que el Perú era el burdel del que hablaba Macera, los que abastecieron a “Cuarto Poder” –ese programa tan afecto a no crearle problemas a lo políticamente correcto- de los llamados “petroaudios”.
¿Querían Ponce Feijoó y su gavilla moralizar al país? ¿Pensaban en la higiene política cuando grababan a ese viejo procaz apellidado Químper y a ese plenipotenciario de Lurigancho apellidado León?
Y cuando la empresa que los contrató para esa tarea específica le regaló a Rospigliosi ese botín, ¿quería abortar una corruptela en marcha o quería, entre otras cosas, deshacerse de quienes le habían hecho pagar decenas de millones de dólares de merecidas multas?
Si Ponce Feijoó cometió un delito sistemático –y lo cometió-, ¿por qué habría que erigirle un monumento a quienes compraron su mercadería?
¿Y quiénes reclaman ese monumento? ¿No son los periodistas que hicieron de la unidad de investigación de “El Comercio” una fábrica de documentos falsos e insinuaciones infames? ¿No es un ex ministro que trabaja para la embajada norteamericana y no puede dejar de estar en el escenario?
Admitamos que métodos y personajes tan ordinarios lograron, sin embargo, que nos enteráramos de las andanzas de Rómulo León, ese alanista furioso y demasiado indiscreto que García detesta porque apesta a la legua y no sabe disimular sus apetitos.
Es cierto, los petroaudios nos han llevado hasta la ventana de ese Malraux nuestro que era Alfredo Barnechea. Y por la ventana hemos visto que nuestro Malraux tenía tiempo para pensar en negocios con Maimann y en expectativas de negocios con Slim –la dura cotidianidad del pan ganado con el sudor del teléfono, se diría-.
Pero, más allá de la anécdota, están los principios que deberían prevalecer. Y uno de ellos es el de la coherencia. Y decir que Ponce Feijoó es un delincuente y, al mismo tiempo, un fantástico abastecedor de primeras planas, es incongruente por donde se le mire. Y señalar que los periodistas debemos estar siempre más allá de la ley es de un narcisismo colectivo que sólo los mañosos y los ingenuos –cada uno por su lado- convierten en prédica.
Tiene que haber un punto en donde se concilien la libertad de expresión y el derecho a la privacidad de las comunicaciones –derecho que puede levantarse si un juez lo ordena-. Decir que los periodistas hacemos lo que queremos porque nos da la gana y porque somos mejores es parte de una histeria anarcoide que algo tiene que ver con la anomia y algo con el engreimiento y el abuso.
¿Que gracias al primer vladivideo terminó el vertedero de Fujimori? Pues precisamente ese es un mal ejemplo para los ultras del gremialismo periodístico. Eso fue una autofilmación, un suicidio perfecto. Y tenía la relevancia pública que no tienen las jactancias de un mujeriego braguetero que hoy se cuelgan en Internet.
¿Que los Papeles del Pentágono no se hubiesen conocido si los métodos prohibidos no fuesen parte de los recursos de la prensa?
Menuda ocurrencia esta de comparar a Ponce Feijoó con Daniel Ellsberg, el funcionario de la Rand Corporation que, analizando el fracaso estadounidense en Vietnam por encargo de McNamara, entregó al New York Times y al Washington Post los 7,000 folios que había fotocopiado en secreto y que eran el cuaderno de bitácora de la corrompida política de los Estados Unidos en el sudeste asiático.
Ponce Feijoó es un sicario a tanto el poste intervenido. Ellsberg fue un idealista que se enfrentó al peor de los Nixon, al FBI que allanó el consultorio de su psicoanalista para acusarlo de demente y a la maquinaria del Pentágono, que hizo todo lo posible para enviarlo a prisión. Ellsberg no vendió nada sino que se compró, involuntariamente, la merecida posteridad y el respeto de todos. ¿Cómo puede mezclarse papas con camotes, chupones con patriotismo, petroleras mugrientas con altruismo, chavetas con espadas de honor?
La publicación de los Papeles del Pentágono, en 1971, fue el comienzo del fin de Richard Nixon. Muchos de quienes reclaman estatuas con su nombre serían incapaces de publicar algo que de verdad hiciera tambalear “el sistema” alanista, esa injusticia que se hace llamar orden. Y otros de los que hablan desde sus flamantes púlpitos de paladines de la libertad de expresión se callaron en castellano y en chino mandarín cuando Fujimori defecaba sobre la Constitución.
Recurrir al hampa para indagar es lícito. Aplaudir sus métodos cuando nos conviene es lamentable.
En todo esto de los petroaudios está el asunto de que los periodistas reclamamos un estatuto especial porque nuestra misión es también especial.
Es decir, exigimos privilegios porque se supone que le contamos a la gente lo que pasa en el mundo y eso, naturalmente, se considera una labor extremadamente delicada.
¿Pero eso es lo que hace la prensa en el Perú? ¿Eso es lo que hace en el mundo?
La respuesta a ambas preguntas –salvando las excepciones- es un rotundo ¡no!
La prensa, cada vez más roída por el poder del dinero, le cuenta a la gente lo que le da la gana, omite lo que la perjudica, censura a quienes pueden ser peligrosos por indómitos, destaca lo que son sus paradigmas, sataniza lo que considera herejías y, en suma, crea un mundo paralelo que se parece al mundo real tanto como una lombriz se parece a una esmeralda.
Digamos de una vez por todas, y sin temerle al tumulto gremial que grita eslóganes, que las prerrogativas que exige la prensa peruana no se concilian con la abdicación que ha hecho de muchos de los principios que la hicieron alguna vez respetable.
Resulta absolutamente indefendible, por ejemplo, festejar el apresamiento –justísimo- del “Chito” Ponce Feijoó y describir sus delictivas actividades, para luego, en una pirueta de hombre-bala en el circo, pasar a decir que lo obtenido por Ponce Feijoó en sus correrías de sucio topo es “saludable para el país”, “decisivo para la democracia”, “devastador para la corrupción”. Esos niveles de cinismo son, aun para el Perú, extraordinarios.
Business Track, creada en el 2004 por ex oficiales de marina metidos en la guerra sucia, es una empresa dedicada a una actividad ilícita, que servía a clientes cuyos propósitos eran más ilícitos todavía, que empleaba métodos del hampa electrónica –métodos aprendidos en el servicio de Inteligencia de la Marina de Giampietri (no la de Grau), y que vendía su material a reducidores que lo usaban para librarse de competidores, espiar a adversarios potenciales, o acopiar información útil para la extorsión.
Estos “destructores” con uniforme, estos mercenarios del chupón fueron, por encargo de una empresa dispuesta a demostrar que el Perú era el burdel del que hablaba Macera, los que abastecieron a “Cuarto Poder” –ese programa tan afecto a no crearle problemas a lo políticamente correcto- de los llamados “petroaudios”.
¿Querían Ponce Feijoó y su gavilla moralizar al país? ¿Pensaban en la higiene política cuando grababan a ese viejo procaz apellidado Químper y a ese plenipotenciario de Lurigancho apellidado León?
Y cuando la empresa que los contrató para esa tarea específica le regaló a Rospigliosi ese botín, ¿quería abortar una corruptela en marcha o quería, entre otras cosas, deshacerse de quienes le habían hecho pagar decenas de millones de dólares de merecidas multas?
Si Ponce Feijoó cometió un delito sistemático –y lo cometió-, ¿por qué habría que erigirle un monumento a quienes compraron su mercadería?
¿Y quiénes reclaman ese monumento? ¿No son los periodistas que hicieron de la unidad de investigación de “El Comercio” una fábrica de documentos falsos e insinuaciones infames? ¿No es un ex ministro que trabaja para la embajada norteamericana y no puede dejar de estar en el escenario?
Admitamos que métodos y personajes tan ordinarios lograron, sin embargo, que nos enteráramos de las andanzas de Rómulo León, ese alanista furioso y demasiado indiscreto que García detesta porque apesta a la legua y no sabe disimular sus apetitos.
Es cierto, los petroaudios nos han llevado hasta la ventana de ese Malraux nuestro que era Alfredo Barnechea. Y por la ventana hemos visto que nuestro Malraux tenía tiempo para pensar en negocios con Maimann y en expectativas de negocios con Slim –la dura cotidianidad del pan ganado con el sudor del teléfono, se diría-.
Pero, más allá de la anécdota, están los principios que deberían prevalecer. Y uno de ellos es el de la coherencia. Y decir que Ponce Feijoó es un delincuente y, al mismo tiempo, un fantástico abastecedor de primeras planas, es incongruente por donde se le mire. Y señalar que los periodistas debemos estar siempre más allá de la ley es de un narcisismo colectivo que sólo los mañosos y los ingenuos –cada uno por su lado- convierten en prédica.
Tiene que haber un punto en donde se concilien la libertad de expresión y el derecho a la privacidad de las comunicaciones –derecho que puede levantarse si un juez lo ordena-. Decir que los periodistas hacemos lo que queremos porque nos da la gana y porque somos mejores es parte de una histeria anarcoide que algo tiene que ver con la anomia y algo con el engreimiento y el abuso.
¿Que gracias al primer vladivideo terminó el vertedero de Fujimori? Pues precisamente ese es un mal ejemplo para los ultras del gremialismo periodístico. Eso fue una autofilmación, un suicidio perfecto. Y tenía la relevancia pública que no tienen las jactancias de un mujeriego braguetero que hoy se cuelgan en Internet.
¿Que los Papeles del Pentágono no se hubiesen conocido si los métodos prohibidos no fuesen parte de los recursos de la prensa?
Menuda ocurrencia esta de comparar a Ponce Feijoó con Daniel Ellsberg, el funcionario de la Rand Corporation que, analizando el fracaso estadounidense en Vietnam por encargo de McNamara, entregó al New York Times y al Washington Post los 7,000 folios que había fotocopiado en secreto y que eran el cuaderno de bitácora de la corrompida política de los Estados Unidos en el sudeste asiático.
Ponce Feijoó es un sicario a tanto el poste intervenido. Ellsberg fue un idealista que se enfrentó al peor de los Nixon, al FBI que allanó el consultorio de su psicoanalista para acusarlo de demente y a la maquinaria del Pentágono, que hizo todo lo posible para enviarlo a prisión. Ellsberg no vendió nada sino que se compró, involuntariamente, la merecida posteridad y el respeto de todos. ¿Cómo puede mezclarse papas con camotes, chupones con patriotismo, petroleras mugrientas con altruismo, chavetas con espadas de honor?
La publicación de los Papeles del Pentágono, en 1971, fue el comienzo del fin de Richard Nixon. Muchos de quienes reclaman estatuas con su nombre serían incapaces de publicar algo que de verdad hiciera tambalear “el sistema” alanista, esa injusticia que se hace llamar orden. Y otros de los que hablan desde sus flamantes púlpitos de paladines de la libertad de expresión se callaron en castellano y en chino mandarín cuando Fujimori defecaba sobre la Constitución.
Recurrir al hampa para indagar es lícito. Aplaudir sus métodos cuando nos conviene es lamentable.
PERU 21 Q.E.P.D.
“Perú 21” Q.E.P.D.
Los periódicos suelen tener agonías demoradas, muertes bostezudas, decadencias de cierta parsimonia. Pero los miembros del directorio de “El Comercio” que han tomado el poder y han raptado la voluntad de Francisco Miró Quesada Rada han querido romper todas las marcas en el feo asunto de exterminar publicaciones.
Y eso lo digo porque, en apenas un par de días, “Perú 21” ha dejado de existir y lo que cuelga en los kioscos y se ojea a la distancia es su ánima exhalada el viernes último, su almita juvenil viajando al limbo.
O sea que Pepe Graña Miró Quesada, el de Collique y mil gangas, y Milagritos Miró Quesada, que tuvo a bien separarse del honorario mapochino Emilio Rodríguez Larraín, cada uno por su lado, han ayudado a matar a “Perú 21” con la celeridad de las desgracias. Es decir, de un tiro en la nuca y, si nos atenemos a tanto colega callado y a tanta coleguita con gutapercha en la boquita, al estilo de los sicarios de Detroit: con silenciador. Que la muerte que no se nombra es más muerte todavía.
En el “Perú 21” de hoy (me refiero a la edición de ayer) no están los columnistas que sostenían el templo –con la excepción de Guillermo Giacosa, un tal Bullard -que representa a su bufete y al vicepresidente Cheney- y, felizmente todavía, “Heduardo”, que camina por la cuerda sin red de protección-. No están los columnistas que sostenían el templo pero sí se oye la turbamulta de los mercaderes, las disputas de los Polvos Rosados y los ofrecimientos de la Cachina Constructora.
De los columnistas que levantaron, junto al director, la personalidad de “Perú 21” no queda nada sino una también silenciada ceremonia del adiós. Y sin ellos, “Perú 21” es un difunto de papel caminando con decidida palidez hacia los quince mil ejemplares. Porque un periódico no es un pelotón de sucesos ni un chilcano de noticias sino una manera de ver el mundo y de compartirlo con los lectores.
Sin los columnistas que le daban matices y rabias, temperatura y variedad, coraje agregado y sorna para distintos gustos, “Perú 21” es un suma cero de boletines y titulares salidos de la fosa común de las agencias noticiosas. Ya no es un periódico, en suma, sino una nostalgia. Y el problema es que las nostalgias pueden cantarse pero no leerse.
Lo que no entiendo es por qué “El Comercio” no ha publicado en la página de obituarios, donde todos esperamos aparecer algún día para morirnos de verdad, la desaparición de tan joven y prometedor pariente.
Y lo que menos entiendo es qué necesidad tenían los secuestradores de Paco Miró Quesada Rada de deshacerse de alguien que estaba haciendo las cosas bien y que era la disonancia autocontrolada que le permitía al Grupo El Comercio, que se cree una República Aristocrática, decir que ellos eran demócratas en relaciones exteriores y democráticos en asuntos del interior.
¿Qué escollo podía significar Álvarez Rodrich en los mega proyectos del grupo (una wikipedia peruana, un nuevo diario deportivo, otro Canal de TV)? Ninguno. Al contrario, “Perú 21” les atraía un público joven, nuevo, profesional y políticamente centrista. Y les permitía hablar, con la elegancia de la nobleza (aunque sea imaginaria), de los conflictos entre generaciones, de lo difícil que resulta controlar un imperio y de que la edad de la razón amansaría a los audaces de estos días. En fin, que con Álvarez Rodrich “El Comercio” tenía hasta un arma de negociación. Ahora es como si el viejo elefante hubiese matado a su cría en un ataque de locura.
¿Por qué, de verdad, esta crisis?
Porque el dinero siempre quiere más dinero. Y se supone que algunas insolencias de “Perú 21” costaron plata en publicidad, en oportunidades, en futuras licitaciones y en lo que podría llamarse “la imagen proempresarial del Grupo”. Desde el punto de vista de la representación simbólica y de clase, “Perú 21” desentonaba con sus bluyines, sus sacos casuales y algunos de esos contenidos que nada le debieron a la casualidad.
¿Ha habido presiones para que esta automutilación del holding “El Comercio” se produzca?
Todo indica que sí. Y más que presiones brutales –que ya no son necesarias en esta época de pasteurización mediática- lo que ha habido es la criolla y continua queja del presidente Alan García y de algunos de sus allegados respecto de las supuestas salidas de tono de “Perú 21”. Quejas que, expresadas ante personajes claves y en las reuniones precisas, fueron minando la capacidad de mantener la relativa autonomía que aprovechaba al máximo Álvarez Rodrich.
Lo de los petroaudios se ve ahora como un pretexto. El lado fenicio de “El Comercio” ha decidido limpiar al Grupo de veleidades y desvaríos e imponerle a la flota bajo su mando la disciplina de Nelson. No de Nelson Manrique, claro está.
El último fin de semana, en las afueras de Lima, hubo un almuerzo donde se presentó un escribidor de los Agois (los más felices con la muerte de “Perú 21”). Este señor señaló que lo que “El Comercio” había hecho estaba muy bien y que “el sistema” se encargaría de desaparecer a Álvarez Rodrich. Como si el ex director de “Perú 21” fuese un pelo caído y tuviese que escurrirse por el lavabo. El legendario idiota supone que “el sistema” es Pepe Graña, más cualquier cuchinski ladronzuelo, más las Cades de azafatas, más varios genaros y un puñado de sal gruesa y picaresca y un enlace provechoso y viajero con los que ganan las licitaciones (o las ganarán). No, ese no es “el sistema”. Ese es el sistema de Fortunato Canaán. El de Fortunato Canaán y el de Rómulo Cana.
Los periódicos suelen tener agonías demoradas, muertes bostezudas, decadencias de cierta parsimonia. Pero los miembros del directorio de “El Comercio” que han tomado el poder y han raptado la voluntad de Francisco Miró Quesada Rada han querido romper todas las marcas en el feo asunto de exterminar publicaciones.
Y eso lo digo porque, en apenas un par de días, “Perú 21” ha dejado de existir y lo que cuelga en los kioscos y se ojea a la distancia es su ánima exhalada el viernes último, su almita juvenil viajando al limbo.
O sea que Pepe Graña Miró Quesada, el de Collique y mil gangas, y Milagritos Miró Quesada, que tuvo a bien separarse del honorario mapochino Emilio Rodríguez Larraín, cada uno por su lado, han ayudado a matar a “Perú 21” con la celeridad de las desgracias. Es decir, de un tiro en la nuca y, si nos atenemos a tanto colega callado y a tanta coleguita con gutapercha en la boquita, al estilo de los sicarios de Detroit: con silenciador. Que la muerte que no se nombra es más muerte todavía.
En el “Perú 21” de hoy (me refiero a la edición de ayer) no están los columnistas que sostenían el templo –con la excepción de Guillermo Giacosa, un tal Bullard -que representa a su bufete y al vicepresidente Cheney- y, felizmente todavía, “Heduardo”, que camina por la cuerda sin red de protección-. No están los columnistas que sostenían el templo pero sí se oye la turbamulta de los mercaderes, las disputas de los Polvos Rosados y los ofrecimientos de la Cachina Constructora.
De los columnistas que levantaron, junto al director, la personalidad de “Perú 21” no queda nada sino una también silenciada ceremonia del adiós. Y sin ellos, “Perú 21” es un difunto de papel caminando con decidida palidez hacia los quince mil ejemplares. Porque un periódico no es un pelotón de sucesos ni un chilcano de noticias sino una manera de ver el mundo y de compartirlo con los lectores.
Sin los columnistas que le daban matices y rabias, temperatura y variedad, coraje agregado y sorna para distintos gustos, “Perú 21” es un suma cero de boletines y titulares salidos de la fosa común de las agencias noticiosas. Ya no es un periódico, en suma, sino una nostalgia. Y el problema es que las nostalgias pueden cantarse pero no leerse.
Lo que no entiendo es por qué “El Comercio” no ha publicado en la página de obituarios, donde todos esperamos aparecer algún día para morirnos de verdad, la desaparición de tan joven y prometedor pariente.
Y lo que menos entiendo es qué necesidad tenían los secuestradores de Paco Miró Quesada Rada de deshacerse de alguien que estaba haciendo las cosas bien y que era la disonancia autocontrolada que le permitía al Grupo El Comercio, que se cree una República Aristocrática, decir que ellos eran demócratas en relaciones exteriores y democráticos en asuntos del interior.
¿Qué escollo podía significar Álvarez Rodrich en los mega proyectos del grupo (una wikipedia peruana, un nuevo diario deportivo, otro Canal de TV)? Ninguno. Al contrario, “Perú 21” les atraía un público joven, nuevo, profesional y políticamente centrista. Y les permitía hablar, con la elegancia de la nobleza (aunque sea imaginaria), de los conflictos entre generaciones, de lo difícil que resulta controlar un imperio y de que la edad de la razón amansaría a los audaces de estos días. En fin, que con Álvarez Rodrich “El Comercio” tenía hasta un arma de negociación. Ahora es como si el viejo elefante hubiese matado a su cría en un ataque de locura.
¿Por qué, de verdad, esta crisis?
Porque el dinero siempre quiere más dinero. Y se supone que algunas insolencias de “Perú 21” costaron plata en publicidad, en oportunidades, en futuras licitaciones y en lo que podría llamarse “la imagen proempresarial del Grupo”. Desde el punto de vista de la representación simbólica y de clase, “Perú 21” desentonaba con sus bluyines, sus sacos casuales y algunos de esos contenidos que nada le debieron a la casualidad.
¿Ha habido presiones para que esta automutilación del holding “El Comercio” se produzca?
Todo indica que sí. Y más que presiones brutales –que ya no son necesarias en esta época de pasteurización mediática- lo que ha habido es la criolla y continua queja del presidente Alan García y de algunos de sus allegados respecto de las supuestas salidas de tono de “Perú 21”. Quejas que, expresadas ante personajes claves y en las reuniones precisas, fueron minando la capacidad de mantener la relativa autonomía que aprovechaba al máximo Álvarez Rodrich.
Lo de los petroaudios se ve ahora como un pretexto. El lado fenicio de “El Comercio” ha decidido limpiar al Grupo de veleidades y desvaríos e imponerle a la flota bajo su mando la disciplina de Nelson. No de Nelson Manrique, claro está.
El último fin de semana, en las afueras de Lima, hubo un almuerzo donde se presentó un escribidor de los Agois (los más felices con la muerte de “Perú 21”). Este señor señaló que lo que “El Comercio” había hecho estaba muy bien y que “el sistema” se encargaría de desaparecer a Álvarez Rodrich. Como si el ex director de “Perú 21” fuese un pelo caído y tuviese que escurrirse por el lavabo. El legendario idiota supone que “el sistema” es Pepe Graña, más cualquier cuchinski ladronzuelo, más las Cades de azafatas, más varios genaros y un puñado de sal gruesa y picaresca y un enlace provechoso y viajero con los que ganan las licitaciones (o las ganarán). No, ese no es “el sistema”. Ese es el sistema de Fortunato Canaán. El de Fortunato Canaán y el de Rómulo Cana.
VALLEJO EN LA CALLE
VALLEJO EN LA CALLE
Una universitaria del último semestre de ciencias de la comunicación me acaba de confesar que jamás leyó nada de César Vallejo.
-En el colegio no me lo pidieron –dijo-.
-Y en la universidad, ¿tampoco? –pregunté-.
-Para nada –contestó-.
-¿Y tus compañeros, están en lo mismo?
-Supongo. Nunca hemos hablado del tema.
Es como si los egresados de la secundaria en Cardiff, País de Gales, no supieran quién es Dylan Thomas (aunque sea cierto que Richard Burton siempre será más famoso que Thomas). O como si en la Universidad de Buenos Aires se ignorara a Leopoldo Lugones. O en la de Concepción a Pablo Neruda. O en la de Managua a Rubén Darío.
Que nuestra educación es un remedo y muchos catedráticos y maestros unos impostores y algunos decanos unos jubilados de la cabeza, eso como que ya me lo sabía.
¿Pero que una niña salga virgen de Vallejo después de toda la secundaria y de cinco años de universidad?
Y si es virgen de Vallejo, imagino que Martín Adán no la habrá tocado ni con el pétalo de una rosa de la espinela. Y puedo apostar también que está invicta de Moro, ilesa de Westphalen, sana y sagrada respecto de Washington Delgado.
Y esta señorita es periodista inminente. Y ha estudiado en una universidad privada y cara.
Se diría que en el Perú, por lo general, la incultura se cultiva y lo culto se entierra. Pero si esa es la norma, con el Apra el desprecio por la educación y la cultura se considera una virtud viril.
Basta saber a quiénes se vocea como posibles ministros de Cultura –y quién dirige el INC- para comprobar que el Apra odia a la inteligencia desde que la inteligencia como clase y como sensibilidad la abandonó por ser (el Apra) tan meliflua y cabrona.
Ahora bien, esto no quiere decir que el Apra sea la responsable mayor. El responsable mayor es el civilismo crónico que nos ha gobernado y que entendió precozmente que mientras más ignorancia se sembrase mayores serían los votos de la cuchipanda y mejores los candidatos de las dádivas.
Hubo algunos paréntesis como el del odriismo, es cierto, pero la constante de la derecha gatopardista ha sido invertir poco en educación y aparentemente mucho en obra social, o sea en caridad.
Así que en vez de salarios dignos, asistencia, y en lugar de trabajo comprometido, contratos basura, y en vez de respeto, palo. Y, claro, en vez de libros, “Trome” y en lugar de Vallejo, lo que “Alfaguara” diga.
Pero volviendo al tema educación, lo que acabo de comprobar interrogando a una universitaria del primer tercio es que el problema de la educación peruana está en la raíz.
Hace 30 años hice una encuesta sobre Vallejo para “Caretas” y el resultado fue deprimente. La titulé, como este artículo, “Vallejo en la calle” porque la mayoría de los viandantes abordados no tenía la menor idea de quién era ese cholo que se hizo universal sin agitprop ni mañas ni agentes catalanas.
Pero esos consultados eran, sobre todo, gente que no había pasado por la universidad. Treinta años después, saber que en los colegios privados y en las universidades mejor dotadas ningún profesor habla de Vallejo tiene peso de losa y sabor acre. Tiene pinta de derrota.
Y eso es lo que es el Perú, así algunos chillen su optimismo de charros: un país por ahora derrotado en el campo que más duele, en el campo que decide el futuro, la competitividad y, fundamentalmente, la naturaleza de nuestra democracia. Porque no hay democracia posible entre ignorantes.
Una universitaria del último semestre de ciencias de la comunicación me acaba de confesar que jamás leyó nada de César Vallejo.
-En el colegio no me lo pidieron –dijo-.
-Y en la universidad, ¿tampoco? –pregunté-.
-Para nada –contestó-.
-¿Y tus compañeros, están en lo mismo?
-Supongo. Nunca hemos hablado del tema.
Es como si los egresados de la secundaria en Cardiff, País de Gales, no supieran quién es Dylan Thomas (aunque sea cierto que Richard Burton siempre será más famoso que Thomas). O como si en la Universidad de Buenos Aires se ignorara a Leopoldo Lugones. O en la de Concepción a Pablo Neruda. O en la de Managua a Rubén Darío.
Que nuestra educación es un remedo y muchos catedráticos y maestros unos impostores y algunos decanos unos jubilados de la cabeza, eso como que ya me lo sabía.
¿Pero que una niña salga virgen de Vallejo después de toda la secundaria y de cinco años de universidad?
Y si es virgen de Vallejo, imagino que Martín Adán no la habrá tocado ni con el pétalo de una rosa de la espinela. Y puedo apostar también que está invicta de Moro, ilesa de Westphalen, sana y sagrada respecto de Washington Delgado.
Y esta señorita es periodista inminente. Y ha estudiado en una universidad privada y cara.
Se diría que en el Perú, por lo general, la incultura se cultiva y lo culto se entierra. Pero si esa es la norma, con el Apra el desprecio por la educación y la cultura se considera una virtud viril.
Basta saber a quiénes se vocea como posibles ministros de Cultura –y quién dirige el INC- para comprobar que el Apra odia a la inteligencia desde que la inteligencia como clase y como sensibilidad la abandonó por ser (el Apra) tan meliflua y cabrona.
Ahora bien, esto no quiere decir que el Apra sea la responsable mayor. El responsable mayor es el civilismo crónico que nos ha gobernado y que entendió precozmente que mientras más ignorancia se sembrase mayores serían los votos de la cuchipanda y mejores los candidatos de las dádivas.
Hubo algunos paréntesis como el del odriismo, es cierto, pero la constante de la derecha gatopardista ha sido invertir poco en educación y aparentemente mucho en obra social, o sea en caridad.
Así que en vez de salarios dignos, asistencia, y en lugar de trabajo comprometido, contratos basura, y en vez de respeto, palo. Y, claro, en vez de libros, “Trome” y en lugar de Vallejo, lo que “Alfaguara” diga.
Pero volviendo al tema educación, lo que acabo de comprobar interrogando a una universitaria del primer tercio es que el problema de la educación peruana está en la raíz.
Hace 30 años hice una encuesta sobre Vallejo para “Caretas” y el resultado fue deprimente. La titulé, como este artículo, “Vallejo en la calle” porque la mayoría de los viandantes abordados no tenía la menor idea de quién era ese cholo que se hizo universal sin agitprop ni mañas ni agentes catalanas.
Pero esos consultados eran, sobre todo, gente que no había pasado por la universidad. Treinta años después, saber que en los colegios privados y en las universidades mejor dotadas ningún profesor habla de Vallejo tiene peso de losa y sabor acre. Tiene pinta de derrota.
Y eso es lo que es el Perú, así algunos chillen su optimismo de charros: un país por ahora derrotado en el campo que más duele, en el campo que decide el futuro, la competitividad y, fundamentalmente, la naturaleza de nuestra democracia. Porque no hay democracia posible entre ignorantes.
CARTA A EL COMERCIO
Lima, 3 de febrero del 2008
Sr. Director del Diario El Comercio:
Usted heredó un periódico –el que González Prada llamó carreta de basura, qué exceso de anarquista, qué lisura por Dios– y una gran fortuna, que empezó a extenderse desde 1984, con la inauguración de la nueva planta, y que creció considerablemente con vuestras talentosas movidas financieras resurfeando sobre el dólar MUC del doctor Alan García. Yo heredé sólo un apellido que he mantenido, con el pesar de algunos de los que trabajan para usted, limpio. Y tenga por seguro que haré todo lo que esté a mi alcance para que ninguna campaña trate de ensuciarlo. Yo tengo un honor que defender. Y lo defenderé en todos los terrenos.
A pesar de su poder, usted, señor Miró Quesada, no ha podido jamás figurar en ninguna encuesta de credibilidad. Ni como directivo de El Comercio ni a título individual. Y es que usted es uno de los mayores responsables del descrédito de la prensa escrita, descrédito certificado por todas las encuestas recientes. ¿Y por qué? Porque usted embarra a quien le molesta, embiste a quien “lo desacata” –el caso de la Fiscal de la Nación es clamoroso– y puede defender lo indefendible si está en la esfera de sus intereses. Y usted está convencido de que todos nos morimos de miedo ante El Comercio. Yo muchas veces muero –es cierto– ante El Comercio. Pero muero de risa, señor director. Me dan risa los aires que se dan los Miró Quesada. Y me da mucha risa cuando usted editorializa sobre “la más noble de las profesiones”.
Me he ganado, a solas y a pulso, un cierto reconocimiento público. Como comprenderá, ese reconocimiento nada tiene que ver con mi inexistente simpatía o con mi ausente carisma. Tiene que ver con mi terquedad y con mi incomprabilidad.
Ayer, uno de sus esbirros ha tratado de vincularme, de nuevo, con el caso Zevallos. Por toda prueba, dice que en 1997 yo entrevisté a un testigo que primero acusó a Zevallos y luego se desdijo. Y cita unas palabras mías pronunciadas hace once años en torno al interés de Chile de tumbarse a “Aerocontinente”.
Lo que no dice su periódico es que en 1997 “Aerocontinente” era una empresa tan seria y formal que El Comercio firmaba todos los años contratos publicitarios con ella. Lo que no dice su periódico es que en 1997 Fernando Zevallos era un empresario al que “La revista dominical” –el programa que se emitía en el canal de los Crousillat y se compaginaba muchas veces en el SIN– había acusado, sin pruebas, de estar vinculado con el narcotráfico. Y lo que no dice su periódico es que en 1997 Zevallos era, por la existencia de “Aerocontinente”, una incomodidad real para los capitales chilenos que aspiraban a dominar –como lo lograron– nuestras rutas aéreas. Esos capitales chilenos que su diario, señor director, siempre ha representado tan bien, ayer con su fundador de esa nacionalidad “tan próxima” y hoy con don Emilio Rodríguez Larraín, tan allegado a usted y a su periódico y tan condecorado por la embajada de Chile.
Claro que propalé esa entrevista. ¿Qué quería? ¿Que le creyera a pie juntillas a Nicolás Lúcar? ¿Que tomara la versión policial, corregida en el SIN, del fujimorismo putrefacto? Y propalé otras entrevistas porque eran noticia. Y entrevisté a Polaco cuando sólo era un sospechoso y no un autoinculpado. Y si se hubiese autoinculpado en mi programa, me habría sentido muy bien. Es que, señor Miró Quesada, mi fuerte es el periodismo. Yo no escribo tetudeces bajo el título altivo de “Buenos días”. Eso se lo dejo a usted.
Me importa un rábano qué ha hecho Pepe Mejía con su vida. Tampoco soy un juez apócrifo, como usted, para condenarlo sin apelación. Hace años que no lo veo ni converso con él. Y jamás he recibido dinero o bienes de nadie para emitir una opinión o conceder una entrevista. Esa calumnia ya la intentó antes El Comercio, sin éxito pero con malignidad.
Pero lo que más calla El Comercio en relación a 1997, señor director, es lo que pasaba dentro de su periódico y lo que pasaba entre su periódico y el poder judicial fujimorista.
Y vaya que pasaban cosas. Estaba en pleno desarrollo la guerra civil que desembocaría, el 2 de septiembre de 1998, en la denuncia que hiciera contra El Comercio el ex gerente general de ese periódico, don Luis García Miró Elguera.
Y la denuncia consistió en revelar ante el poder judicial que, durante más de una decena de años, El Comercio tuvo cuentas secretas en el extranjero, cuentas que manejaban unos pocos del directorio, entre ellos su papá, lamentablemente, señor director.
Según lo expresado por Luis García Miró Elguera, en esas cuentas se movieron millones de dólares no declarados y a través de ellas se favoreció a algunos Miró Quesada, se dejó de declarar utilidades y, por consiguiente, se evadió impuestos olímpicamente.
¡Fíjese usted, señor director! ¡Qué notición el que se perdieron sus lectores!
Dichas cuentas fueron:
–La cuenta 019-233434 del Chemical Bank
–La cuenta 4031498 del Royal Bank of Canada
–La cuenta 6382769081 del Barnett Bank
Y la cuenta 4280653877, la denominada “cuenta Marco Polo”, también del Barnett Bank.
Sostiene el ex gerente general de El Comercio que hizo denuncia de la existencia de esas cuentas ante una sesión del directorio en el año de 1993. Cuando estalló el escándalo, ¿qué hizo El Comercio?
Según García Miró, sólo devolvió lo que había en ese momento (1993) en las cuentas secretas, es decir, la suma de 813,032 dólares. El Comercio habló, en su alegato, de que había “repatriado” el dinero –con lo que admitió la existencia de las cuentas–, pero García Miró ha sostenido ante los jueces que ahora ven el caso civil que no hubo tal “repatriación” porque no se cumplió a cabalidad con la ley 26001, dada por Fujimori en 1991, y porque esos ochocientos mil y pico de dólares no llegaron a una cuenta institucional sino a una que tenía como titulares sólo a tres personas: José Graña Miró Quesada, Luis Miró Quesada Valega y Luis García Miró Elguera. ¿Qué cuenta era esa? La 0555812 del Banco Wiese. Esa cuenta había sido usada antes para recabar dinero negro de los proveedores del extranjero, el mismo que se repartía entre seis de los setenta accionistas de El Comercio.
García Miró fue más allá. Alegó con cientos de documentos ante el juez que El Comercio tampoco dijo nada de cuánto dinero se había movido durante la larga existencia de esas cuentas “reservadas”, cuya creación –según propia admisión de El Comercio– databa de 1982.
Los 813 mil dólares descubiertos por García Miró se convertirían en 1994 en “una declaración jurada rectificatoria” formulada por los contadores del diario El Comercio. Pero, como sostuvo García Miró, con eso sólo se “maquillaba” el ejercicio de 1993. ¿Y los que van del año 1982 a 1993? ¿Qué pasó con ellos, señores de Price Waterhouse, auditores calificados que nunca fueron enterados de esos dineros más que tiznados?
Más todavía. Según el ex gerente general de El Comercio, la cuenta 0555812 del Banco Wiese se siguió usando, como si nada hubiera pasado, hasta el año 1998. ¿Y para qué, entre otras cosas? ¡Para comprar, con dinero girado desde esa cuenta irregular, las acciones laborales de los trabajadores de El Comercio, operación que se hizo a través de “Argos”, empresa próxima a Luis Miró Quesada Valega, quien se hizo girar un cheque de 500,000 dólares para ese propósito.
En plena batalla campal intestina, El Comercio llamó a un testigo de descargo. Se trató del ejecutivo del Wiese Héctor Grisolle Aguirre, quien declaró que El Comercio “había realizado, en efecto, una repatriación de capital”. Eso probó, para García Miró, la íntima ligazón de El Comercio y el Banco Wiese, el banco de Montesinos, y eso explica por qué, a la hora de informar, su periódico, señor Miró Quesada, siempre tuvo una opinión sesgada en torno al carísimo salvataje de esa entidad financiera. Entidad que, como usted recuerda, gerenció don Víctor Miró Quesada, para más señas. Ese es el problema de tener tanta plata y no separar la bóveda de la redacción.
El problema de El Comercio, además, es que cree, señor director, que ha vuelto la época en que era parte de las turbas disciplinarias del civilismo. No, señor director. Esa etapa murió. Y ustedes, por más que acumulen, no son un poder de la República. Son un diario que tendría muchas explicaciones que dar a sus lectores. Son sólo un periódico plagado de dineros que cuidar y dineros que convocar. Vuestra independencia limita al norte con vuestra chequera y al sur con un cierto y viejo olor a salitre.
Podrían empezar por responder preguntas como esta: ¿Por qué, señor director, El Comercio siguió firmando contratos publicitarios hasta el año 2005, con la empresa de “Lunarejo”, “Polaco” y, según ustedes, Pepe Mejía? ¿No dice usted que su diario supo de las andanzas sucias de los Zevallos desde 1995? ¿Diez años después, en el 2005, seguían sus periodistas volando en canje por “Aerocontinente”? ¿No le da vergüenza eso, señor director, con todo respeto?
Y, además, no lo entiendo, señor director. Usted llama narcotraficantes a los Sánchez Paredes –así lo señala en un valiente editorial, revíselo, es de hace poco– y en seguida acepta una catarata de avisos a página de los Sánchez Paredes. ¿No sabe, señor director, que puede estar usted ayudando a lavar dinero? ¿No hay cómo resistirse al avisaje?
Tampoco entiendo cómo es que publicaron que la fiscal Julia Eguía Dávalos recibía dineros mensuales de Montesinos (Pinchi Pinchi dixit) pero no le dijeron a sus lectores, en esa misma nota, que fue precisamente Julia Eguía Dávalos la fiscal que, en las postrimerías del fujimorismo y cuando ustedes estaban cogidos del cogote, declaró prescritos “los delitos cometidos en el diario El Comercio”. Prescritos, señor director. Yo tengo esa resolución. Como tengo tres mil páginas de documentos sobre su diario. Lo que pasa es que no puedo estar aburriendo a mis lectores –bueno, no sólo se lee El Comercio, ¿sabe?–.
Pero, en fin, de las relaciones de El Comercio con el fujimorismo hablaremos más adelante, con su permiso, claro está.
Muchos saludos al colega Fernando Ampuero, investigador en jefe de su periódico, señor director. Se despide con la humildad de siempre, César Hildebrandt
Sr. Director del Diario El Comercio:
Usted heredó un periódico –el que González Prada llamó carreta de basura, qué exceso de anarquista, qué lisura por Dios– y una gran fortuna, que empezó a extenderse desde 1984, con la inauguración de la nueva planta, y que creció considerablemente con vuestras talentosas movidas financieras resurfeando sobre el dólar MUC del doctor Alan García. Yo heredé sólo un apellido que he mantenido, con el pesar de algunos de los que trabajan para usted, limpio. Y tenga por seguro que haré todo lo que esté a mi alcance para que ninguna campaña trate de ensuciarlo. Yo tengo un honor que defender. Y lo defenderé en todos los terrenos.
A pesar de su poder, usted, señor Miró Quesada, no ha podido jamás figurar en ninguna encuesta de credibilidad. Ni como directivo de El Comercio ni a título individual. Y es que usted es uno de los mayores responsables del descrédito de la prensa escrita, descrédito certificado por todas las encuestas recientes. ¿Y por qué? Porque usted embarra a quien le molesta, embiste a quien “lo desacata” –el caso de la Fiscal de la Nación es clamoroso– y puede defender lo indefendible si está en la esfera de sus intereses. Y usted está convencido de que todos nos morimos de miedo ante El Comercio. Yo muchas veces muero –es cierto– ante El Comercio. Pero muero de risa, señor director. Me dan risa los aires que se dan los Miró Quesada. Y me da mucha risa cuando usted editorializa sobre “la más noble de las profesiones”.
Me he ganado, a solas y a pulso, un cierto reconocimiento público. Como comprenderá, ese reconocimiento nada tiene que ver con mi inexistente simpatía o con mi ausente carisma. Tiene que ver con mi terquedad y con mi incomprabilidad.
Ayer, uno de sus esbirros ha tratado de vincularme, de nuevo, con el caso Zevallos. Por toda prueba, dice que en 1997 yo entrevisté a un testigo que primero acusó a Zevallos y luego se desdijo. Y cita unas palabras mías pronunciadas hace once años en torno al interés de Chile de tumbarse a “Aerocontinente”.
Lo que no dice su periódico es que en 1997 “Aerocontinente” era una empresa tan seria y formal que El Comercio firmaba todos los años contratos publicitarios con ella. Lo que no dice su periódico es que en 1997 Fernando Zevallos era un empresario al que “La revista dominical” –el programa que se emitía en el canal de los Crousillat y se compaginaba muchas veces en el SIN– había acusado, sin pruebas, de estar vinculado con el narcotráfico. Y lo que no dice su periódico es que en 1997 Zevallos era, por la existencia de “Aerocontinente”, una incomodidad real para los capitales chilenos que aspiraban a dominar –como lo lograron– nuestras rutas aéreas. Esos capitales chilenos que su diario, señor director, siempre ha representado tan bien, ayer con su fundador de esa nacionalidad “tan próxima” y hoy con don Emilio Rodríguez Larraín, tan allegado a usted y a su periódico y tan condecorado por la embajada de Chile.
Claro que propalé esa entrevista. ¿Qué quería? ¿Que le creyera a pie juntillas a Nicolás Lúcar? ¿Que tomara la versión policial, corregida en el SIN, del fujimorismo putrefacto? Y propalé otras entrevistas porque eran noticia. Y entrevisté a Polaco cuando sólo era un sospechoso y no un autoinculpado. Y si se hubiese autoinculpado en mi programa, me habría sentido muy bien. Es que, señor Miró Quesada, mi fuerte es el periodismo. Yo no escribo tetudeces bajo el título altivo de “Buenos días”. Eso se lo dejo a usted.
Me importa un rábano qué ha hecho Pepe Mejía con su vida. Tampoco soy un juez apócrifo, como usted, para condenarlo sin apelación. Hace años que no lo veo ni converso con él. Y jamás he recibido dinero o bienes de nadie para emitir una opinión o conceder una entrevista. Esa calumnia ya la intentó antes El Comercio, sin éxito pero con malignidad.
Pero lo que más calla El Comercio en relación a 1997, señor director, es lo que pasaba dentro de su periódico y lo que pasaba entre su periódico y el poder judicial fujimorista.
Y vaya que pasaban cosas. Estaba en pleno desarrollo la guerra civil que desembocaría, el 2 de septiembre de 1998, en la denuncia que hiciera contra El Comercio el ex gerente general de ese periódico, don Luis García Miró Elguera.
Y la denuncia consistió en revelar ante el poder judicial que, durante más de una decena de años, El Comercio tuvo cuentas secretas en el extranjero, cuentas que manejaban unos pocos del directorio, entre ellos su papá, lamentablemente, señor director.
Según lo expresado por Luis García Miró Elguera, en esas cuentas se movieron millones de dólares no declarados y a través de ellas se favoreció a algunos Miró Quesada, se dejó de declarar utilidades y, por consiguiente, se evadió impuestos olímpicamente.
¡Fíjese usted, señor director! ¡Qué notición el que se perdieron sus lectores!
Dichas cuentas fueron:
–La cuenta 019-233434 del Chemical Bank
–La cuenta 4031498 del Royal Bank of Canada
–La cuenta 6382769081 del Barnett Bank
Y la cuenta 4280653877, la denominada “cuenta Marco Polo”, también del Barnett Bank.
Sostiene el ex gerente general de El Comercio que hizo denuncia de la existencia de esas cuentas ante una sesión del directorio en el año de 1993. Cuando estalló el escándalo, ¿qué hizo El Comercio?
Según García Miró, sólo devolvió lo que había en ese momento (1993) en las cuentas secretas, es decir, la suma de 813,032 dólares. El Comercio habló, en su alegato, de que había “repatriado” el dinero –con lo que admitió la existencia de las cuentas–, pero García Miró ha sostenido ante los jueces que ahora ven el caso civil que no hubo tal “repatriación” porque no se cumplió a cabalidad con la ley 26001, dada por Fujimori en 1991, y porque esos ochocientos mil y pico de dólares no llegaron a una cuenta institucional sino a una que tenía como titulares sólo a tres personas: José Graña Miró Quesada, Luis Miró Quesada Valega y Luis García Miró Elguera. ¿Qué cuenta era esa? La 0555812 del Banco Wiese. Esa cuenta había sido usada antes para recabar dinero negro de los proveedores del extranjero, el mismo que se repartía entre seis de los setenta accionistas de El Comercio.
García Miró fue más allá. Alegó con cientos de documentos ante el juez que El Comercio tampoco dijo nada de cuánto dinero se había movido durante la larga existencia de esas cuentas “reservadas”, cuya creación –según propia admisión de El Comercio– databa de 1982.
Los 813 mil dólares descubiertos por García Miró se convertirían en 1994 en “una declaración jurada rectificatoria” formulada por los contadores del diario El Comercio. Pero, como sostuvo García Miró, con eso sólo se “maquillaba” el ejercicio de 1993. ¿Y los que van del año 1982 a 1993? ¿Qué pasó con ellos, señores de Price Waterhouse, auditores calificados que nunca fueron enterados de esos dineros más que tiznados?
Más todavía. Según el ex gerente general de El Comercio, la cuenta 0555812 del Banco Wiese se siguió usando, como si nada hubiera pasado, hasta el año 1998. ¿Y para qué, entre otras cosas? ¡Para comprar, con dinero girado desde esa cuenta irregular, las acciones laborales de los trabajadores de El Comercio, operación que se hizo a través de “Argos”, empresa próxima a Luis Miró Quesada Valega, quien se hizo girar un cheque de 500,000 dólares para ese propósito.
En plena batalla campal intestina, El Comercio llamó a un testigo de descargo. Se trató del ejecutivo del Wiese Héctor Grisolle Aguirre, quien declaró que El Comercio “había realizado, en efecto, una repatriación de capital”. Eso probó, para García Miró, la íntima ligazón de El Comercio y el Banco Wiese, el banco de Montesinos, y eso explica por qué, a la hora de informar, su periódico, señor Miró Quesada, siempre tuvo una opinión sesgada en torno al carísimo salvataje de esa entidad financiera. Entidad que, como usted recuerda, gerenció don Víctor Miró Quesada, para más señas. Ese es el problema de tener tanta plata y no separar la bóveda de la redacción.
El problema de El Comercio, además, es que cree, señor director, que ha vuelto la época en que era parte de las turbas disciplinarias del civilismo. No, señor director. Esa etapa murió. Y ustedes, por más que acumulen, no son un poder de la República. Son un diario que tendría muchas explicaciones que dar a sus lectores. Son sólo un periódico plagado de dineros que cuidar y dineros que convocar. Vuestra independencia limita al norte con vuestra chequera y al sur con un cierto y viejo olor a salitre.
Podrían empezar por responder preguntas como esta: ¿Por qué, señor director, El Comercio siguió firmando contratos publicitarios hasta el año 2005, con la empresa de “Lunarejo”, “Polaco” y, según ustedes, Pepe Mejía? ¿No dice usted que su diario supo de las andanzas sucias de los Zevallos desde 1995? ¿Diez años después, en el 2005, seguían sus periodistas volando en canje por “Aerocontinente”? ¿No le da vergüenza eso, señor director, con todo respeto?
Y, además, no lo entiendo, señor director. Usted llama narcotraficantes a los Sánchez Paredes –así lo señala en un valiente editorial, revíselo, es de hace poco– y en seguida acepta una catarata de avisos a página de los Sánchez Paredes. ¿No sabe, señor director, que puede estar usted ayudando a lavar dinero? ¿No hay cómo resistirse al avisaje?
Tampoco entiendo cómo es que publicaron que la fiscal Julia Eguía Dávalos recibía dineros mensuales de Montesinos (Pinchi Pinchi dixit) pero no le dijeron a sus lectores, en esa misma nota, que fue precisamente Julia Eguía Dávalos la fiscal que, en las postrimerías del fujimorismo y cuando ustedes estaban cogidos del cogote, declaró prescritos “los delitos cometidos en el diario El Comercio”. Prescritos, señor director. Yo tengo esa resolución. Como tengo tres mil páginas de documentos sobre su diario. Lo que pasa es que no puedo estar aburriendo a mis lectores –bueno, no sólo se lee El Comercio, ¿sabe?–.
Pero, en fin, de las relaciones de El Comercio con el fujimorismo hablaremos más adelante, con su permiso, claro está.
Muchos saludos al colega Fernando Ampuero, investigador en jefe de su periódico, señor director. Se despide con la humildad de siempre, César Hildebrandt
LOS TRES CONSEJOS
3 CONSEJOS PARA VIVIR
Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa:'Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No sé cuánto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa, que me esperes y mientras yo esté lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti.'Así, siendo joven aun. Camino muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado.Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fu e aceptado también.El pacto fue el siguiente:'Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre quedebo irme, el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hastael día en que me vaya.El día que yo salga. Usted me dará el dinero que yo haya ganado.'Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajo durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acerco a su patrón y le dijo:'Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.'El patrón le respondió: 'Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una opuesta, está bien?Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa.Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.'El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: 'QUIERO LOS TRES CONSEJOS'El patrón le recordó: 'Si te doy los consejos, no te doy el dinero.'Y el empleado respondió: 'Quiero los consejos'EL patrón entonces le aconsejo:1 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidadpor el mal puede ser fatal.3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, puespuedes arrepentirte demasiado tarde.Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:'AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa.'El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba.Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto:'Para dónde vas?'Él le respondió: 'Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera.'La persona le dijo entonces: 'Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días'.El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo, 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA'Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal.Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada!Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer mal encarada le abrió la puerta y lo atendió.Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. 'NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL'Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y él le contesto que si lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: Y no sintió curiosidad? Él le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Ustedha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando elhuésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos.Cuando vio aquella escena, su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad.Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.'NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE'Entonces se paro y reflexiono, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: 'NO VOY A MATAR A MI ESPOSA'. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella.'Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.Entonces con lágrimas en los ojos le dice:'Yo te fui fiel y tú me traicionaste...Ella espantada le responde: '¿Cómo? yo nunca te traicione, te espere durante veinte años. El entonces le pregunto: '¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?Y ella le contesto: 'AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.Entonces el marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan junto. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero, elpago de sus veinte años de dedicación.
Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa:'Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No sé cuánto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa, que me esperes y mientras yo esté lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti.'Así, siendo joven aun. Camino muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado.Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fu e aceptado también.El pacto fue el siguiente:'Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre quedebo irme, el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hastael día en que me vaya.El día que yo salga. Usted me dará el dinero que yo haya ganado.'Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajo durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acerco a su patrón y le dijo:'Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.'El patrón le respondió: 'Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una opuesta, está bien?Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa.Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.'El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: 'QUIERO LOS TRES CONSEJOS'El patrón le recordó: 'Si te doy los consejos, no te doy el dinero.'Y el empleado respondió: 'Quiero los consejos'EL patrón entonces le aconsejo:1 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidadpor el mal puede ser fatal.3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, puespuedes arrepentirte demasiado tarde.Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:'AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa.'El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba.Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto:'Para dónde vas?'Él le respondió: 'Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera.'La persona le dijo entonces: 'Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días'.El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo, 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA'Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal.Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada!Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer mal encarada le abrió la puerta y lo atendió.Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. 'NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL'Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y él le contesto que si lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: Y no sintió curiosidad? Él le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Ustedha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando elhuésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos.Cuando vio aquella escena, su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad.Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.'NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE'Entonces se paro y reflexiono, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: 'NO VOY A MATAR A MI ESPOSA'. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella.'Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.Entonces con lágrimas en los ojos le dice:'Yo te fui fiel y tú me traicionaste...Ella espantada le responde: '¿Cómo? yo nunca te traicione, te espere durante veinte años. El entonces le pregunto: '¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?Y ella le contesto: 'AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.Entonces el marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan junto. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero, elpago de sus veinte años de dedicación.
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